Burocracia y escuelas
Por traslado de domicilio (de Barcelona a Cabrera de Mar) me he visto obligado a buscar colegio para mis hijos, y he intentado apuntarlos en un colegio nacional. Vivo en el término municipal de Cabrera, pero a 500 metros de mi domicilio hay un colegio nacional que pertenece al término municipal de Vilasar.Intenté hacer allí la inscripción, pero el director me indicó que debía hablar antes con el ponente de Cultura del Ayuntamiento de Vilasar, quien me dijo que si pago los impuestos a Cabrera lleve los niños a un colegio de Cabrera, aunque el centro escolar diste cuatro kilómetros de mi domicil...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Por traslado de domicilio (de Barcelona a Cabrera de Mar) me he visto obligado a buscar colegio para mis hijos, y he intentado apuntarlos en un colegio nacional. Vivo en el término municipal de Cabrera, pero a 500 metros de mi domicilio hay un colegio nacional que pertenece al término municipal de Vilasar.Intenté hacer allí la inscripción, pero el director me indicó que debía hablar antes con el ponente de Cultura del Ayuntamiento de Vilasar, quien me dijo que si pago los impuestos a Cabrera lleve los niños a un colegio de Cabrera, aunque el centro escolar diste cuatro kilómetros de mi domicilio.
La burocracia había hecho acto de presencia, como se ve. Traté de hablar con la inspectora de la zona, y después de muchísimas llamadas -sólo recibe los miércoles de diez a una- le expliqué el caso. Inutil: no quiso comprender las ventajas que me reporta el llevar a los niños a un colegio que está a 500 metros en vez de los cuatro kilómetros.
Entonces fui a la escuela de Cabrera, donde me encontré con el siguiente cuadro: dos profesores para 80 niños de diversas edades, que se ven obligados a recibir las clases juntos, cuatro cursos simultáneamente, en la misma aula.
Decepcionado, realizo otra gestión en Cabrera, en un colegio parroquial subvencionado, pero toda la enseñanza es en catalán y mis hijos son castellanohablantes. Llamé a Mataró, distante cinco kilómetros de casa en otra dirección, y
Pasa a la página 14