El Papa, en Polonia

Juan Pablo II acentúa su defensa de Solidaridad y recuerda el derecho de los trabajadores a organizarse en sindicatos

, Juan Pablo II citó ayer en dos ocasiones al sindicato Solidaridad: por la mañana, en Poznan, cuna del cristianismo polaco y primera sede episcopal, habló ante 600.000 labradores de Solidaridad Rural; por la tarde, en Katowice, ante más de un millón de trabajadores de las minas y la siderurgia, se refirió al movimiento obrero creado por Lech Walesa y afirmó que el derecho a crear sindicatos es un derecho otorgado por el Creador y que, por tanto, el Estado "tiene sólo el deber de vigilar y proteger para que ese derecho no sea violado".

El trabajo deriva su valor fundamental del hecho de...

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, Juan Pablo II citó ayer en dos ocasiones al sindicato Solidaridad: por la mañana, en Poznan, cuna del cristianismo polaco y primera sede episcopal, habló ante 600.000 labradores de Solidaridad Rural; por la tarde, en Katowice, ante más de un millón de trabajadores de las minas y la siderurgia, se refirió al movimiento obrero creado por Lech Walesa y afirmó que el derecho a crear sindicatos es un derecho otorgado por el Creador y que, por tanto, el Estado "tiene sólo el deber de vigilar y proteger para que ese derecho no sea violado".

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El trabajo deriva su valor fundamental del hecho de que es realizado por el hombre", dijo el Papa en Katowice, en la alta Silesia, el centro industrial y minero más importante de Polonia, patria de Edward Gierek, el ex secretario general del partido comunista polaco desplazado por las huelgas de agosto de 1980. "Y, por eso, lo im portante no es el tipo de trabajo sino el hecho que el hombre imprime a su trabajo". "Y todas estas cosas", afirmó el Papa, arrancan do un gran aplauso, "las expresé ya en enero de 1981 durante la audiencia que concedí a la delegación de Solidaridad acompañada por el delegado del Gobierno polaco para los contactos permanente de trabajo con la Santa Sede".

Horas bajo la lluvia

En Katowice, el Papa celebró la misa en la inmensa pradera verde al lado del aeropuerto, que fue escenario de una de las mayores concentraciones de masas de este viaje. La muchedumbre aguantó impasible horas enteras bajo una lluvia torrencial. A dos pasos de esta ciudad, en la mina Wujek, tuvo lugar el 16 de diciembre de 1981, tres días después de la promulgación de la ley marcial, el más fuerte enfrentamiento sangriento entre mineros y fuerzas especiales de policía (los zomos). El balance fue de siete mineros y varios policías muertos. A la puerta de la mina hay una cruz de madera con los cascos de los mineros muertos atravesados por las balas.Un grupo de periodistas que sigue el viaje papal fue interceptado por la policía cuando intentaba acercarse ayer a esta mina, aunque los guardias se limitaron a tomar los datos de los pasaportes. Mientras el papa Wojtyla viajaba ayer en helicóptero desde Poznan a Katowice fue informado de que en la cárcel de Varsovia los detenidosse han declarado en huelga de hambre como protesta por no habérseles permitido hasta ahora ver al Papa en televisión.

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En Poznan, una ciudad de medio millón de habitantes, reconstruida tras haber sido arrasada por los nazis, el Papa quiso dirigirse exclusivamente a los trabajadores del campo. Por eso citó, en una referencia al difunto cardenal Stefan Wyszyriski, a Solidaridad Rural, el sindicato independiente de los labradores que nació, por las presiones de la Iglesia, después de Solidaridad Obrera, y que no fue aprobado hasta mayo de 1981, tras muchas dificultades gubernativas."El mundo entero", dijo el Papa en Poznan, "ha seguido y continúa siguiendo con emoción los acontecimientos que tuvieron lugar en Polonia antes de diciembre de 1981. La cosa que particularmente hizo reflexionar a la gran opinión pública fue el hecho de que en estos acontecimientos se trataba antes que nada del orden moral y no del aumento de salario".

"Llamó la. atención también", añadió el Papa, "la circunstancia de que estos acontecimientos estuvieran exentos de violencia, que nadie sufrió la muerte o heridas por ellos".

Juan Pablo II defendió la vía del diálogo para, hacer frente a la situación que vive Polonia, y afirmó: "La cuestión en curso hoy en Polonia en el arco de los últimos años tiene un profundo sentido moral. No puede resolverse de otro modo que a través de un verdadero diálogo de la autoridad con la sociedad. El episcopado polaco ha insistido ya muchas veces en este diálogo". El Papa se preguntó "¿por qué los trabajadores en Polonia -y, por tanto, en todo el mundo- tienen derecho a tal diálogo?". "Porque el hombre que trabaja", contestó el Papa, "no es sólo un instrumento de producción, sino también un sujeto, que en todo el proceso de la producción tiene la precedencia ante el capital".

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