El Consejo Europeo de Stuttgart concluye con un programa de trabajo, pero sin grandes resultados inmediatos

Stuttgart De la cumbre europea de Stuttgart no ha salido más que un programa de trabajo de la CEE, de aquí a la reunión de Atenas del 6 de diciembre, para solucionar los problemas internos. Se he evitado una ruptura, pero a dura costa. Margaret Thatcher ha conseguido su cheque condicionado, pero ha logrado que los jefes de Estado y de Gobierno no se pronuncien sobre la necesidad de aumentar los recursos propios de la Comunidad. Toda referencia a aumento ha quedado kaput, según la expresión utilizada por Thatcher, sin que por ello se haya prejuzgado nada. La que ha recibido una ducha de agua fr...

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Stuttgart De la cumbre europea de Stuttgart no ha salido más que un programa de trabajo de la CEE, de aquí a la reunión de Atenas del 6 de diciembre, para solucionar los problemas internos. Se he evitado una ruptura, pero a dura costa. Margaret Thatcher ha conseguido su cheque condicionado, pero ha logrado que los jefes de Estado y de Gobierno no se pronuncien sobre la necesidad de aumentar los recursos propios de la Comunidad. Toda referencia a aumento ha quedado kaput, según la expresión utilizada por Thatcher, sin que por ello se haya prejuzgado nada. La que ha recibido una ducha de agua fría es España: Stuttgart no se pronunció por la tan ansiada fecha de junio de 1984 para terminar las negociaciones de adhesión de España a la CEE. El presidente francés, François Mitterrand bloqueó esta iniciativa, "con el consenso", de los otros declaró su primer ministro, Pierre Mauroy.

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Stuttgart volvió a llamar al realismo al Gobierno español. Esto no significa que no se pueda cumplir dicha fecha. El texto del comunicado final dice expresamente que "se proseguirán las negociaciones para el ingreso de España y Portugal con el objetivo de concluirlas de modo que los tratados de adhesión puedan ser sometidos a la ratificación cuando sea presentado el resultado de la negociación sobre la financiación futura de la Comunidad". Impera, pues, el principio del paralelismo, con lo que, en el hipotético caso de que la CEE resolviera sus problemas en un plazo razonable, España mantendría su objetivo de fecha.El ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, acudió ayer a Bonn, donde hoy se entrevistará con su homólogo alemán occidental, Hans-Dietrich Genscher, para discutir, se supone, la situación general del ingreso español tras esta cumbre y preparar la sesión de negociación del martes en Luxemburgo. Morán no podrá asistir a esta sesión por tener que acompañar al presidente del Gobierno, Felipe González, en su visita oficial a Washington.

Errores del pasado

Arrepentirse de los errores cometidos, reza el refrán, no impide volver a caer en ellos. Pidiendo -a través de la presidencia alemana occidental de la CEE, que expira el 30 de junio, para ser seguida por la griega- que esta cumbre se pronunciara por dicha fecha, el Gobierno español actual ha caído en el mismo pecado que el anterior. No sólo España pidió la fecha -según declararon fuentes diplomáticas-, sino que además la aireó en público en Madrid, creando expectativas que no se han cumplido. Cabe recordar las palabras pronunciadas en Bruselas, el 21 de febrero, por el secretario de Estado para las Relaciones con la CEE, Manuel Marín: "Hay que renunciar al sistema de negociación a fecha fija. Los plazos no funcionan en este monstruo comunitario".

La fecha de junio de 1984 coincide con el fin de la presidencia francesa, que quiere evitar problemas gratuitos de incumplimiento. Indudablemente, la fecha hubiera servido para forzar algo la negociación, pero nada más. Hasta que no se hayan resuelto los problemas internos de la CEE -financiación y política agrícola mediterránea-, España no ingresará. Es una realidad repetida hasta la saciedad que hay que mirar de frente para evitar que lo tengan que recordar personas como Pierre Mauroy, para el cual "la ampliación se hará en condiciones posibles en una Comunidad renovada. España se encuentra ahí, donde está, y no lo podemos cambiar. No está en el norte de Europa".

Respecto al fin de las negociaciones, el canciller alemán occidental, Helmut Kohl, como presidente de esta cumbre, manifestó que "es posible que sea durante el primer semestre de l984", volviendo a mencionar la "voluntad política". Si se resuelve el problema interno se puede mantener esta fecha y aspirar al ingreso en 1986. El problema acuciante de la bancarrota no comenzará, sin embargo, a ahogar de verdad a la Comunidad hasta mediados de 1985, con lo que una solución tardía podría retrasar el ingreso español hasta 1987. "Sería impensable que una vez ratificado el tratado de adhesión, el Gobierno español, éste u otro, lo denunciara a esas alturas", manifestó una fuente comunitaria.

De aquí a diciembre tendrá lugar una gran negociación en la CEE sobre la financiación, las políticas comunitarias y los temas relacionados con la ampliación. Para ello se ha creado un procedimiento de emergencia, con consejos especiales de los ministros de Finanzas y Asuntos Exteriores y otros. Al menos, el procedimiento sigue siendo comunitario, y no lleva, por el momento, a una renacionalización de Europa. La próxima gran cita es, pues, la de la cumbre de Atenas, donde, en principio, se tomará una decisión.

Pero en Stuttgart, Thatcher logró eliminar toda mención de un aumento de los recursos propios de la CEE, que, para otros países, es condición esencial para el ingreso español. Se habla tan sólo de la ,,envergadura y el calendario de los recursos propios". Thatcher fue la reina de la fiesta; en el bolsillo se llevó el cheque que buscaba, si bien condicionado para cobrarlo a una solución del problema general a largo plazo de la CEE. La primera ministra británica, con una voluntad de hierro, sacó 90.000 millones de pesetas de devolución para 1983 de la contribución de Londres al presupuesto de la Comunidad. Es presentable. "Vuelvo a Londres satisfecha", declaró. Los consejos especiales de ministros partirán de dos premisas principales: un mayor control de los gastos -buscando todos los ahorros presupuestarios posibles antes de que se llegue a hablar de aumentar los recursos propios- y reequilibrar las contribuciones de los diversos países. Para los recursos propios, rezaba el comunicado final, "se tomarán en cuenta los requisitos financieros adicionales, que se derivarían (en condicional en el texto) del ingreso de España y Portugal".

En estos seis próximos meses se llevará a cabo una revisión prácticamente total de la política agrícola comunitaria (PAC), incluidos "los problemas específicos que se presentan en algunas regiones, como las mediterráneas, las montañosas y otras regiones desfavorecidas por causa de condiciones naturales o económicas". La revisión puede serle favorable a España el día en que ingrese en la CEE. La Comisión Europea tendrá que presentar propuestas concretas sobre la PAC antes del 1 de agosto de este año. Con la cumbre de Stuttgart se puede dar por terminada esta presidencia alemana occidental de la CEE, que comenzó el 1 de enero y expira el 30 de junio. Nadie ha quedado satisfecho con ella, al haber intentado todo a la vez y no haber logrado nada. Como se puede apreciar, de Stuagart sólo ha salido un calendario interno de trabajo.

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