El presidente de los laboristas australianos, envuelto en un escándalo

El primer ministro de Nueva Gales del Sur (Australia), Neville Wran, dejará temporalmente sus funciones mientras una comisión real investiga sus posibles implicaciones en presiones a lajusticia, de las que fue acusado en un programa de televisión estatal. Wran no dejará, sin embargo, su cargo de presidente del Partido Laborista, en el poder. Este apartamiento temporal de Wran de las actividades oficiales no significa que haya dimitido o haya sido sustituido.La historia empezó hace dos semanas, cuando la ABC acusó a Wran de haber presionado indirectamente a un juez en un caso relacionado con el...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El primer ministro de Nueva Gales del Sur (Australia), Neville Wran, dejará temporalmente sus funciones mientras una comisión real investiga sus posibles implicaciones en presiones a lajusticia, de las que fue acusado en un programa de televisión estatal. Wran no dejará, sin embargo, su cargo de presidente del Partido Laborista, en el poder. Este apartamiento temporal de Wran de las actividades oficiales no significa que haya dimitido o haya sido sustituido.La historia empezó hace dos semanas, cuando la ABC acusó a Wran de haber presionado indirectamente a un juez en un caso relacionado con el presidente de la Liga de Rugby, un deporte que aquí apasiona a miles de seguidores y mueve importantes cantidades de dinero.

La respuesta de Wran fue inmediata: presentar una querella por difamación contra el programa de televisión, sin embargo, se, resistió a cualquier otro tipo de investigación.

Con el paso de los días el tema se ha ido envenenando, hasta que el ministro de Justicia se ha visto casi obligado a nombrar esta comisión real, el más alto organismo investigador australiano, presidida por un juez del Tribunal Supremo.

Las consecuencias políticas de este escándalo son totalmente imprevisibles. Hace dos semanas, Wran estaba en la cúspide de la popularidad; el primer ministro, Bob Hawke, reconocía públicamente que su contribución fue decisiva para el reciente triunfo de los laboristas sobre los liberales; y sus posibles sucesores sabían que deberían esperar años antes de tener alguna oportunidad. Ahora, sólo dos semanas después, Wran desaparece, siquiera sea temporalmente, por la puerta falsa. Y por mucho que los parlamentarios laboristas manifiesten su apoyo incondicional a Wran, todos son conscientes de que se trata de una bomba de efectos retardados.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Archivado En