Creciente interés de EEUU en la reconstrucción del Gran Magreb árabe

Estados Unidos sigue con creciente interés el proceso de reconstrucción del Gran Magreb árabe y estima que el mismo puede contribuir a solucionar los problemas de la zona, ha declarado en Argel el subsecretario del Departamento de Estado norteamericano, Lawrence Eagleburger. La visita del alto funcionario de la Administración Reagan se enmarca en un contexto de sensible mejoría de las relaciones norteamencano-argelinas.Eagleburger es el primer enviado del presidente norteamericano, Ronald Reagan, después de que se diera paso, en Argel, Túnez y Rabat, hacia una política de mayor concertació...

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Estados Unidos sigue con creciente interés el proceso de reconstrucción del Gran Magreb árabe y estima que el mismo puede contribuir a solucionar los problemas de la zona, ha declarado en Argel el subsecretario del Departamento de Estado norteamericano, Lawrence Eagleburger. La visita del alto funcionario de la Administración Reagan se enmarca en un contexto de sensible mejoría de las relaciones norteamencano-argelinas.Eagleburger es el primer enviado del presidente norteamericano, Ronald Reagan, después de que se diera paso, en Argel, Túnez y Rabat, hacia una política de mayor concertación regional, con la perspectiva de buscar las vías de una solución negociada del conflicto del Sáhara occidental.

Hasta ahora, los pasos más signíficativos dados han sido la entrevista entre el presidente argelino, Chadli Benyedid, y el rey Hassan II de Marruecos; la firma de un tratado de fraternidad y concordia entre Argelia y Tunicia, abierto a los demás países del Magreb, y la llegada a Argel del número dos de Libia, Abdelsalam Jallud, a quien se le ha sugerido la adhesión de Trípoli al acuerdo firmado en Túnez por los presidentes Chadli y Burguiba.

Washington puede salir beneficiado de la disminución de tensión que se está produciendo en la región magrebí, habida cuenta de que, según síntomas concordantes, parece apoyar la gestión política del presidente argelino, y no vería con malos ojos que Argelia accediera al rango de potencia regional del Magreb, ni se opondría a que Marruecos y el Polisario intentaran llegar a un acuerdo para materializar un referéndum de autodeterminacíón en la ex colonia española.

Un vuelco significativo

Algunos de estos puntos constituyen un vuelco significativo de la política seguida por la Administracion Reagan en el norte de África, ya que hasta ahora se veía centrada sobre un apoyo militar y político, prácticamente ilimitado, al rey Hassan II. La última crisis de palacio en Rabat, tras la desaparición física del general Ahmed Dlimi, en circunstancias todavía no esclarecidas por completo, puede haber surtido algún efecto en la óptica del Ejecutivo estadounidense.

En círculos generalmente bien informados de la capital argelina se estima correcto el análisis de las relaciones norteamericano-magrebíes publicado recientemente por el diario Christian Science Monitor, según el cual los elementos clave de la reorientación dada por los expertos del Departamento de Estado son:

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- Tener en cuenta que el régimen argelino no es un factor de desestabilización del trono alauí.

- Considerar que Francia y Estados Unidos han entrado en una seria competencia en el Magreb, por no existir afinidad en sus opciones políticas, a lo que hay que añadir la voluntad de Washington de consolidar su presencia en Tunicia, Marruecos y Argelia.

- Acuerdo de principio de los estrategas del Departamento de Estado y del Pentágono en una solución negociada de la crisis del Sáhara occidental, con la perspectiva de llegar a una asociación regional que incluya un Estado saharaui y con concesiones de carácter político y, posteriormente, territorial, de Mauritania. La búsqueda de una solución de compromiso a la guerra del Sáhara occidental aparece no sólo en el trasfondo de la entrevista celebrada entre Chadli y Hassan II, sino que puede condicionar, incluso, la prevista cumbre de los tres países magrebíes en Túnez, que depende de la rapidez con que avance la normalización argelino-marroquí.

El rey Hassan II y los presidentes Chadli Benyedid y Habib Burguiba difícilmente podrán materializar un encuentro entre ellos si previamente no existe "un principio de solución de la crisis del Sáhara", según los términos de una fuente informada argelina, y si las relaciones entre Argel y Rabat no se sitúan en la recta final del restablecimiento pleno de las mismas.

Beneficiados y perjudicados

El Polisario ha ido todavía más lejos, a través de una declaración del ministro de Exteriores de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Ibrahim Hakim, quien ha reclamado la participación de la RASI) en esa cumbre del Gran Magreb. Estas declaraciones han sido silenciadas por la Prensa progubernamental argelina.

Visto desde la óptica de los medios argelinos bien informados, el proceso en marcha de reconstrucción del Gran Magreb debe hacerse, ante todo, en beneficio de los pueblos de Mauritania, Marruecos, Argelia, Tunicia y Libia; pero no se excluye que su connotación política y su dimensión regional se haga en detrimento de la influencia francesa y, en un plano de menor relieve, de España, y en beneficio de Estados Unidos.

El equilibrio de las opciones políticas del Gran Magreb árabe incita a la Administración norteamericana a proseguir el diálogo con Argel, elevar el nivel de éste y compartir con Argelia "las perspectivas sobre los grandes problemas del mundo".

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