Ejército y alianzas militares

Los Gobiernos de Grecia y Estados Unidos llevan a cabo en estos momentos unas difíciles negociaciones sobre las cuatro instalaciones norteamericanas en territorio griego. Atenas pide importantes contrapartidas militares y económicas para renovar el acuerdo con Washington (frente a eventuales amenazas de Turquía). De lo contrario, el primer ministro Andreas Papandreu ha amenazado con desmantelar las bases, puesto que, según sus propias palabras, sólo sirven los intereses de Estados Unidos.Papandreu no ha llegado a consumar el anuncio hecho durante su campaña electoral de retirar a Grecia de la ...

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Los Gobiernos de Grecia y Estados Unidos llevan a cabo en estos momentos unas difíciles negociaciones sobre las cuatro instalaciones norteamericanas en territorio griego. Atenas pide importantes contrapartidas militares y económicas para renovar el acuerdo con Washington (frente a eventuales amenazas de Turquía). De lo contrario, el primer ministro Andreas Papandreu ha amenazado con desmantelar las bases, puesto que, según sus propias palabras, sólo sirven los intereses de Estados Unidos.Papandreu no ha llegado a consumar el anuncio hecho durante su campaña electoral de retirar a Grecia de la OTAN y de la CEE. Al contrario, la representación griega sigue asistiendo a todas las reuniones de la Alianza Atlántica y toma parte en muchas actividades militares. Pero, al mismo tiempo, los contactos entre Grecia y la URSS no se han interrumpido durante el año y medio de gobierno socialista en Atenas, ni siquiera tras los sucesos de Polonia.

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Como testigo crucial de la política de alianzas militares del Ejecutivo socialista están unas fuerzas armadas griegas dotadas de un presupuesto en el año 1981 de 1.887 millones de dólares (unos 245.000 millones de pesetas) e integradas por más 200.000 hombres. Karamanlis dijo poco después de la vuelta a la democracia en 1974: "La dictadura ha enfrentado al pueblo con el Ejército, y esto constituía un crimen. Pero ningún oficial hubiera sostenido tal régimen si hubiera sabido hasta qué punto estos siete años implicaban un atentado a los intereses del país. Este error, perdonable en el pasado, no lo sería actualmente, ya que se conoce el resultado de la dictadura".

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