El Gobierno intenta reducir la presencia de soviéticos en España

El Gobierno español intenta reducir el número de soviéticos que trabajan en empresas comerciales de la URSS o en compañías mixtas, especialmente en la zona de las Canarias, con el fin de controlar la proliferación de agentes encubiertos dedicados a tareas de espionaje. Una comisión interministerial estudia la reforma del reglamento que regula la emisión de visados y el control de sus funciones en los puntos de destino.Según Europa Press, el Gobierno socialista tiene la intención de relanzar las relaciones con la Unión Soviética en el terreno económico y comercial. Ese relanzamiento pasa...

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El Gobierno español intenta reducir el número de soviéticos que trabajan en empresas comerciales de la URSS o en compañías mixtas, especialmente en la zona de las Canarias, con el fin de controlar la proliferación de agentes encubiertos dedicados a tareas de espionaje. Una comisión interministerial estudia la reforma del reglamento que regula la emisión de visados y el control de sus funciones en los puntos de destino.Según Europa Press, el Gobierno socialista tiene la intención de relanzar las relaciones con la Unión Soviética en el terreno económico y comercial. Ese relanzamiento pasa por la conclusión de un convenio de transporte marítimo que sustituya a las denominadas cartas Boado, que fueron negociadas en los años sesenta para regular esas relaciones, y cuyo balance ha sido poco satisfactorio para España. Además se pretende la firma de un convenio de cooperación económico e industrial, que aunque rubricado en 1979 aún no ha entrado en vigor, entre otras cosas por la resistencia soviética a modificar las condiciones de su presencia en nuestro país, que les son claramente favorables.

La revisión no afecta al personal diplomático de la Embajada de la Unión Soviética en Madrid, que se ampara, como en el resto de los países, por la convención de Viena, que establece las normas de reciprocidad en el trato diplomático.

Desde el restablecimiento de las relaciones hispano-soviéticas en febrero de 1977 han sido expulsados de España, bajo sospecha o acusación de espionaje, doce funcionarios soviéticos, entre ellos agregados comerciales, directores de la compañía aérea Aeroflot, Sovhispan, Mar Negro e Intramar. España aceptó entonces que el número de diplomáticos soviéticos en Madrid fuera superior al de españoles en Moscú, al tratarse de una gran potencia.

Pero lo que creció por encima de las expectativas fue el número de empleados de las varias empresas comerciales y mixtas, especialmente dedicadas al tráfico marítimo y a la pesca. La empresa mixta Sovhispan, que comercializa alrededor de 100.000 toneladas de pescado al año, y que tiene su domicilio social en Santa Cruz de Tenerife, mantiene un tráfico portuario en Las Palmas y en el puerto de La Luz de unos 1.500 buques anuales, una dotación de técnicos y agentes de cerca de mil personas y una estancia intermitente de 15.000 marineros soviéticos.

Los anteriores Gobiernos de UCD se quejaron en varias ocasiones del excesivo número de personal soviético con destino en España, pero tan sólo en una ocasión, en abril de 1980, se negó el visado de entrada a veinte ciudadanos de la URSS. El ministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones, Enrique Barón, mantuvo una entrevista el pasado 28 de enero con el embajador soviético en Madrid, Yuri Dubinin, a petición de este último, en la que le expresó el deseo de relanzar las relaciones bilaterales en todos los terrenos.

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Según fuentes del ministerio, la conveniencia o no de revisar la situación compete a Asuntos Exteriores, a quien se ha pasado información sobre la conversación Barón-Dubinin. Las últimas cifras que se conocen de la balanza comercial entre los dos países son de 1981, y arrojan un saldo deficitario para España de algo más de 10.000 millones de pesetas.

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