Un Gabinete de tecnócratas leales al presidente

Para llevar a cabo su programa de renovación moral, Miguel de la Madrid ha nombrado un gobierno homogéneo, formado casi exclusivamente por especialistas en cuestiones económicas. Salvo un par de ellos, todos los nuevos ministros podrían ser calificados de tecnócratas, que hicieron su carrera política en la Administración y no en cargos de elección popular. Su común denominador es la fidelidad al nuevo presidente, con quien trabajaron durante muchos años en puestos inferiores.A lo largo de los últimos meses, todos los clanes del PRI ejercieron una presión constante sobre el presidente electo pa...

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Para llevar a cabo su programa de renovación moral, Miguel de la Madrid ha nombrado un gobierno homogéneo, formado casi exclusivamente por especialistas en cuestiones económicas. Salvo un par de ellos, todos los nuevos ministros podrían ser calificados de tecnócratas, que hicieron su carrera política en la Administración y no en cargos de elección popular. Su común denominador es la fidelidad al nuevo presidente, con quien trabajaron durante muchos años en puestos inferiores.A lo largo de los últimos meses, todos los clanes del PRI ejercieron una presión constante sobre el presidente electo para inscrutar a sus hombres en el Gobierno. Se rumoreó que destacados colaboradores de Luis Echeverría y José López Portillo entrarían en la lista. De haberse confirmado esta previsión, el programa de Miguel de la Madrid hubiera perdido credibilidad.

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El nuevo presidente de México ha demostrado tener más fuerza de la que sospechaban los políticos. El nuevo Gabinete es de su hechura exclusiva, de manera que los aciertos o los errores serán también de su exclusiva responsabilidad. Incluso los veteranos políticos del PRI, que han quedado marginados, reconocen que la decisión es valerosa en los actuales momentos de crisis.

Un Gobierno fuerte para la crisis

La prensa mexicana ha dicho que se trata de un Gobierno fuerte para una época difícil. Varios de sus miembros tienen fama de duros, entre ellos el titular de Gobernación, Manuel Bartlett, hombre de aspiraciones presidenciales. Quienes lo conocen dicen de él que su dureza no está reñida, sin embargo, con un riguroso respeto a la ley, lo que ya supone una valiosa aportación en un ministerio que, durante los dos últimos sexenios ha cargado con la responsabilidad de desaparición de 600 personas.Sucesos de esta índole no deben repetirse con un presidente que ha prometido gobernar en el marco del Estado de Derecho bajo un estricto sometimiento a la ley. Otra cosa sería atentar contra la pregonada renovación moral y no haría sino seguir los pasos de sus predecesores, para quienes la voluntad presidencial era casi omnipotente.

De los políticos de viejo cuño, solo Pedro Ojeda, que presidió el partido oficial durante la campaña, ha pasado a una secretaría más que discreta, la de Pesca. Unicamente su apego al poder pudo llevarle a aceptar este ofrecimiento que muchos consideran una humillación para quien aspiró a la máxima magistratura del país.

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Otro político recuperado es el secretario de Educación, Jesús Reyes Heroles, al que muchos consideran el ideológo del PRI. Decidido partidario de una modernización del Estado y el partido gubernamental, este antiguo maestro del presidente conserva todavía una poderosa influencia sobre él.

El resto del Gobierno lo componen varios técnicos eficientes que se ejercitaron en el segundo escalón de la maquinaria estatal y una mayoría de hombres del presidente. La bisoñez de algunos puede ser un riesgo, pero tiene a cambio la ventaja de que aún no hay cargos en su contra. Y esto ya es bastante para poner en marcha un programa basado en la rigurosa honestidad de los funcionarios públicos.

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