Tribuna:SPLEEN DE MADRID

El nacionalpapismo

El papismo español, o fanatismo indiscriminado por los papas, podría permitirnos hablar de un "nacionalpapismo", aunque la sabiduría / intuición popular ya tiene para eso una frase hecha: ser "más papistas que el Papa".Afortunadamente, en esta visita del papa Wojtyla se ha vísto que nuestro papismo, con ser vasto y ferviente, está muy contenido y ya no se resuelve en histeria. Esto le habrá agradado al Papa. He observado, en las concentraciones masivas, muchas monjas y ningún fraile: no dudo de que los habría; digo que no los he visto. En todo caso, es sabido que las vocaciones religios...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El papismo español, o fanatismo indiscriminado por los papas, podría permitirnos hablar de un "nacionalpapismo", aunque la sabiduría / intuición popular ya tiene para eso una frase hecha: ser "más papistas que el Papa".Afortunadamente, en esta visita del papa Wojtyla se ha vísto que nuestro papismo, con ser vasto y ferviente, está muy contenido y ya no se resuelve en histeria. Esto le habrá agradado al Papa. He observado, en las concentraciones masivas, muchas monjas y ningún fraile: no dudo de que los habría; digo que no los he visto. En todo caso, es sabido que las vocaciones religiosas españolas están en crisis hace mucho tiempo y que el "catolicismo sociológico" no da tantos frailes, curas y monjas como el catolicismo católico.

Antes se enviaba al seminario el hijo tonto o último (luego se salían casi todos y hacían magisterio: ahora hacen periodismo). También había muchos jóvenes que se metían curas porque sí, un porque sí que era nada menos que la vocación. Los últimos frailes mondaines que yo he conocido fueron el poeta santanderino Julio Marurí (fray Casto del Nifío Jesús), que me parece que se ha salido, y el padre De la Rica, en Cuenca, que andaba de cura hippy, allá por los sesenta, echando flores al personal.

También estaba el padre Tomé, en los cincuenta, buen poeta religioso. Curas hay más, claro, pero frailes me parece que va habiendo menos y, sobre todo, muchos menos que monjas. ¿Es que la llamada les llega menos a los hombres? Es, me parece, que el Opus De¡, por ejemplo, ha encontrado la forma de que uno sea fraile en el mundo, en las finanzas, en la política.

Con el Opus se puede ser cocinero (y los hay muy buenos) al mismo tiempo que fraile. Cuando a monsefíor Escrivá, en los primeros tiempos de la Obra, le advirtieron sus allegados de que faltaban mujeres, les dijo:

-Traed a vuestras hermanas.

Y las puso a fregar los suelos. El Opus, qué le vamos a hacer, es machista. Tampoco por eso se le van a caer los anillos episcopales. Aristóteles, Platón, la Iglesia en general ha sido machista. Santo Tomás dice que la mujer es una criatura "ocasional". A lo mejor se refería a las que merodean por Carretas, Carmen y plaza de Jacinto Benavente. Son las únicas ocasionales.

Las demás son para toda la vida, con / sin Fernández Ordóñez. Jules Laforgue, el poeta, acertó más que el teólogo: "La mujer es un ser usual". Y no lo "esencialmente Otro" de Machado y el existencialismo. No sé si las monjas son ocasionales, usuales o esencialmente otras, pero debe haber de todo entre ellas, porque evidentemente hay muchas, y quedan muy bien, como palomas o gaviotas, en las fotos de Prensa. El español más papista que el Papa, antaño hacía guerras de religión. Hogaño, se mete en el Opus o le prohíbe a su señora la píldora.

Lo que ya no se mete es fraile. Hubo papas antifranquistas, como Pablo VI (más antifranquista cuando era obispo de Milán que de Roma), que se cargaron el nacionalpapismo. El día en que murió Juan XXIII, un escritor más papista que el Papa me dijo en el Café Gijón: -Ha intervenido el cielo. Era el anticristo.

El escritor está vivo y me entiende. El Concilio Vaticano II también le pegó una puerta a nuestro nacionalpapismo, que es una fuerza de la que se ha hablado menos que del nacionalcatolícismo, siendo mucho más influyente a través de los nuncios, salvo alguno que a Franco le salió rojo.

Entre el beso al hormigón de Barajas y el uso del cáliz del inquisitorializado san Juan de la Cruz, esperemos que la visita del Papa -contra lo que teme el anticlericalismo que dice haber leído a Galdós- sirva para comprobar que es imposible (y herético) ser más papista que el Papa.

Archivado En