Cartas al director

La libertad y el agua

Entre las crónicas referentes al Festival de Cine de San Sebastián, leí divertido la noticia del cubo de agua arrojado al crítico de EL PAÍS Diego Galán, broma tantas veces reflejada en los tebeos de nuestra niñez. Sin embargo, he contemplado con asombro cómo ese periódico ha ido desorbitando poco a poco la noticia, transformándola de inocente broma en página de opinión, en la que E. Haro Tecglen, en un delirante artículo, llega a comparar el hecho con "Ios fusilamientos al amanecer de los críticos de la política, de la sociedad o de la cultura, ocurridos años atrás" (sic).Resulta paradójico q...

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Entre las crónicas referentes al Festival de Cine de San Sebastián, leí divertido la noticia del cubo de agua arrojado al crítico de EL PAÍS Diego Galán, broma tantas veces reflejada en los tebeos de nuestra niñez. Sin embargo, he contemplado con asombro cómo ese periódico ha ido desorbitando poco a poco la noticia, transformándola de inocente broma en página de opinión, en la que E. Haro Tecglen, en un delirante artículo, llega a comparar el hecho con "Ios fusilamientos al amanecer de los críticos de la política, de la sociedad o de la cultura, ocurridos años atrás" (sic).Resulta paradójico que unos redactores de EL PAÍS, cuyo cometido es la crítica profesional, encajen, a su vez, tan mal la crítica de sus propias opiniones, que pueden causar, en ocasiones, mucho más daño que un inocente cubo de agua. A la vista de cómo se han dramatizado estos hechos, creo que Diego Galán no es el único crítico de ese periódico que merece un cubo de agua que enseñe que sus críticas también pueden ser criticables./

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