Cartas al director

Mingorría de Avila: más datos

Por alusiones. En la carta del señor García Berlanga, que EL PAÍS publicó hace unos días, este investigador de Algorta se muestra avaro de su verdad, pasa de largo llevándola apretada y no nos explica por qué la toponimia Mingorría, pueblo de Avila, no procede de la epidemia de sarampión de la que a mí me han hablado y convencido, dentro de lo que a uno pueden convencerle las leyendas: toda fábula histórica se compone de una raíz cierta y una inflorescencia incierta. En Mingorría me topé con un archivo municipal desmantelado en cuanto a documentos antiguos y con un alcalde amable, aunque lacón...

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Por alusiones. En la carta del señor García Berlanga, que EL PAÍS publicó hace unos días, este investigador de Algorta se muestra avaro de su verdad, pasa de largo llevándola apretada y no nos explica por qué la toponimia Mingorría, pueblo de Avila, no procede de la epidemia de sarampión de la que a mí me han hablado y convencido, dentro de lo que a uno pueden convencerle las leyendas: toda fábula histórica se compone de una raíz cierta y una inflorescencia incierta. En Mingorría me topé con un archivo municipal desmantelado en cuanto a documentos antiguos y con un alcalde amable, aunque lacónico. No obstante, obra en mi poder la reproducción de una carta firmada el 28 de agosto de 1556 por el que debía ser en aquellas fechas secretario del Ayuntamiento, Máximo Alfayate. En ella se da cuenta del establecimiento de una colonia de canteros vascos en aquel lugar con el fin de labrar la sillería de El Escorial, se añade que la dirigía el maestro Chinchurreta, caballero cubierto, y se transcribe el presunto diálogo entre Felipe II y éste. Chinchurreta llama al sarampión que había infectado la zona mingorria, en eusquera, el mal rojo; lo mismo que min oria, el mal amarillo, se le dice a la ictericia.Pudo ser escarlatina, los franceses lo llaman también rougeole. Piénsese que estas enfermedades eruptivas ofrecen como síntomas el exantema del paladar y la irritación faringolaríngea. Y en eusquera, min (mihi, mingaina) también significa lengua. Mingorría sería entonces sarampión, por la lengua roja.

No niego la alternativa de monte rojo. Y ya que el señor García Berlanga no descifra el porqué, voy a intentarlo yo. En eusquera muino es colina, cerro. Muin gorría sería cerro rojo, en efecto. Y estoy dispuesto a entornar los ojos y creer verlo en aquella llanura verdegrís. Pero también está la carta de Máximo Alfayate y su leyenda del sarampión. Sólo él podría esclarecer el asunto diciéndonos dónde se documentó.

Más allá de la exactitud etimológica, es saludable que los pueblos conserven su esópica local. Mingorría también. Aquello fue una colonia vascongada sobre vestigios romanos e ibéricos. A partir de ahí, la búsqueda material de virus cruptivos o paneusquerismos se reduce a oficio de tinieblas./

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