Entrevista:

"La política de confrontación con Cuba perjudica los intereses de Estados Unidos"

Las críticas a la Administración Reagan por su política hacia Cuba y Centroamérica, en general, han sido publicadas por Smith en el último número de la prestigiosa revista Foreign Policy, bajo el título "La diplomacia miope". El ex alto funcionario del Departamento de Estado (segundo que dimite por divergencias sobre Centroamérica, después de la retirada de Robert White, ex embajador de EE UU en El Salvador), explica EL PAÍS el porqué de las tensas relaciones entre Washington y La Habana."A pesar de las posturas firmes de la Administración Reagan hacia Cuba, La Habana expresó en los últ...

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Las críticas a la Administración Reagan por su política hacia Cuba y Centroamérica, en general, han sido publicadas por Smith en el último número de la prestigiosa revista Foreign Policy, bajo el título "La diplomacia miope". El ex alto funcionario del Departamento de Estado (segundo que dimite por divergencias sobre Centroamérica, después de la retirada de Robert White, ex embajador de EE UU en El Salvador), explica EL PAÍS el porqué de las tensas relaciones entre Washington y La Habana."A pesar de las posturas firmes de la Administración Reagan hacia Cuba, La Habana expresó en los últimos tiempos el serio deseo de iniciar un diálogo con Estados Unidos", explica Smith, "sugiriendo varios escenarios para el comienzo de las negociaciones, pero nmguna recibió respuesta por parte de esta Administración".

El contexto bilateral

¿Por qué? "Creo% añade Smith, «que porque esta Administración no está interesada en las negociacionés con Cuba. La Administración Reagan llegó al poder cargada del bagaje ideológico contra la Unión Soviética, debido, en gran parte, a la base conservadora que la encumbró pero, paulatinamente, se impone el pragmatismo de que debemos mantener un diálogo con los soviéticos, al margen de la retórica de las campañas electorales. Creo que los aspectos de política interior, el no incitar a la derecha conservadora en el Congreso, es lo que condiciona todavía el que no haya un diálogo con Cuba".

Cita Smith que congresistas capaces de hablar desapasionadamente de futuras relaciones diplomáticas con Vietnam o Albania excluyen toda posibilidad de tratar el tema cubano. Sitúa las diferencias en un contexto más amplio que el específicamente bilateral entre Washington y La Habana. "Ninguna de las anteriores Administraciones aplicó nunca una política inteligente en las relaciones con Cuba. Menos aún la actual del presidente Reagan. El problema está en que Estados Unidos sitúa el tema cubano como si fuera el principal actor de los acontecimientos en Centroamérica. Como si fuese Cuba quien crea los problemas de, América Central. Yo no puedo aceptar esa visión, porque la,situación en Centroamérica se debe a conflictos internos, resultantes de décadas de injusticia social y económica junto con represión política".

Explica Wayne Smith en su informe para Foreign Policy que, de ser ciertos los documentos de la CIA sobre el envío de armas cubanas a la guerrilla de El Salvador, las diferencias serían de veinte a uno a favor de los guerrilleros sobre el Ejército.

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"Evidentemente", añade Smith, "Cuba desempeña un papel de actor en el apoyo a la guerrilla en El Salvador, ¿pero un actor principal o un actor secundario? ¿Por qué rechazar la posibilidad de vincular a Cuba en un proceso de negociación global en Centroamérica? La actual política de esta Administración conduce hacia un desastre en Centroamérica".

Embriones de diálogo

Sin embargo, los embriones de diálogo existieron, lanzados por La Habana. El primero, puntualiza Smith, al poco tiempo de que Reagan accediera a la presidencia, a principios de 1981; el segundo, a finales de la primavera de 1981; el tercero, el pasado mes de abril. A iniciativa de México, preocupado por una radicalización de las tensiones EE UU-Cuba, tras la amenaza verbal de Reagan de un bloqueo naval de Cuba, que recibió la réplica de Castro movilizando 500.000 milicianos, el entonces secretario de Estado, Alexanderi Haig, se entrevistó en secreto con el vicepresidente cubano, Carlos Rafael Rodríguez, el 23 de no viembre de 1981 (entrevista que fue divulgada en exclusiva por EL PAÍS). Cuatro meses más tarde, el enviado especial de Reagan para asuntos latinoamericanos, el general Vernon Walters, se entrevistó con Fidel Castro.

"Ninguna de las entrevistas aportó nada serio", explica Smith, "aunque no hay que excluir eventuales nuevos contactos, que Podrían ser igualmente estériles si EE UU no cambia de actitud".

¿Existe realmente una clara voluntad por parte cubana de abrir los cauces de un diálogo con Estados Unidos?

"Sin ninguna duda", responde Wayne Smith, "durante tres años he tenido ocasión de conversar muchas veces con Fidel Castro, con Carlos Rafael Rodríguez, y comprobar el deseo real de reducir las áreas de desacuerdo entre ambos países, en particular en el contexto de las relaciones Este-Oeste y de las tensiones en Centroamérica".

La opinión de Wayne Smith, este privilegiado observador norteamericano de la vida cubana a lo largo de tres años, es que el futuro de Cuba difícilmente presenta alternativas de cambio en el plano de una política interna que Smith deja claro que no comparte.

Las sólidas bases del régimen

"Cuba tiene problemas económicos, de liquidez monetaria, como los tiene también hoy México. Pero la situación no es peor que la de otros países del área. Cuba continúa dependiendo de la ayuda de la Unión Soviética, que compra el azúcar a un alto precio y vende petróleo por debajo del precio mundial. El hecho es que el Gobierno cubano se asienta sobre unas bases muy sólidas. No hay una oposición organizada, y Fidel Castro cuenta,con unas fuerzas de seguridad muy bien organizadas y fanáticamente leales al líder.

Lo que deja entender que la Administración Reagan deberá entenderse algún día con Fidel Castro. Pero de momento, las críticas continúan firmes contra la Cuba castrista. El Congreso aprueba un presupuesto anual de siete millones de dólares (unos 770 millones de pesetas) para potenciar las emisiones de Radio Martí, destinadas, desde EE UU, a la población cubana, mientras las autoridades norteamericanas toleran el adiestramiento de organizaciones paramilitares anticastristas en Florida. De ahí que, en medio de tal contexto, la dimisión de Wayne Smith haya tenido un gran eco en Estados Unidos: primera plana en los grandes rotativos, un editorial en el influyente diario The New York Times, preguntas en el comité de Relaciones Exteriores del Senado al secretario de Estado, George Shultz.

¿Por qué dimitió Smith? "Porque creo que la actual política hacia Cuba es un anacronismo que es muy arriesgado mantener, teniendo en cuenta la situación de gran peligro que hay en Centroamérica".

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