Turquía no ha superado la situación precedente al golpe militar de 1980

Al cumplirse el segundo aniversario del golpe de Estado militar en Turquía, el 12 de septiembre de 1980, "necesario", según su principal artífice, el general Kenan Evren, "a causa del fracaso de la gestión económica, el incremento del terrorismo y la paralización de las instituciones", el país atraviesa aún una situación bastante difícil.

La economía del país no ha conseguido enderezarse, y sólo se encuentra estabilizada de forma precaria. La deuda exterior sigue al mismo nivel que hace dos años -unos 18.500 millones de dólares (casi dos billones de pesetas)-. La inflación, que era en 1...

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Al cumplirse el segundo aniversario del golpe de Estado militar en Turquía, el 12 de septiembre de 1980, "necesario", según su principal artífice, el general Kenan Evren, "a causa del fracaso de la gestión económica, el incremento del terrorismo y la paralización de las instituciones", el país atraviesa aún una situación bastante difícil.

La economía del país no ha conseguido enderezarse, y sólo se encuentra estabilizada de forma precaria. La deuda exterior sigue al mismo nivel que hace dos años -unos 18.500 millones de dólares (casi dos billones de pesetas)-. La inflación, que era en 1980 de un 107,2%, bajó el año pasado a un 36,8%, pero volverá a superar este año el 40%.El déficit de la balanza de pagos, que ascendía a 2.700 millones de dólares en 1980, más de 270.000 millones de pesetas, disminuyó en 1981 a 200.000 millones de pesetas gracias al incremento de las exportaciones y a las remesas de los trabajadores turcos en el extranjero.

La lucha antiterrorista ha obtenido, en cambio, ciertos éxitos, y hasta la oposición reconoce que el país atraviesa ahora un período algo más tranquilo. Según estadísticas oficiales, más de 44.000 personas, detenidas desde el 12 de septiembre de 1980, permanecen aún en las cárceles acusadas de haber cometido "delitos ideológicos".

La justicia militar sigue actuando contra los círculos considerados como liberales o progresistas. Los juicios contra la central sindical DISK y el Comité Turco para la Paz, acusados de actividades comunistas, siguen su curso. Y el ex primer ministro socialdemócrata Bulent Ecevit sigue en la cárcel. Acaba de ser ordenada una investigación sobre las actividades de la Asociación de Escritores Turcos.

La opiniones que ponen en tela de juicio el porvenir democrático de Turquía, tímidamente formuladas por la central sindical moderada Turkis, única autorizada, que denuncia, "en nombre de la libertad, las aberraciones antidemocráticas del proyecto constitucional", no tienen la menor esperanza de ser escuchadas.

Estricto control

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Los observadores opinan que la democracia constitucional que los generales en el poder en Ankara se disponen a instaurar en Turquía seguirá estando durante largos años bajo estricto control militar.Obedeciendo a las presiones de una Europa atlántica y comunitaria, ala que desea incorporar plenamente a Turquía, el jefe del Estado anunció a principios de año un calendario de reinstauración de la democracia pluralista.

Tras haber cooptado a los 160 miembros de una Asamblea constituyente, que sólo tienen un poder consultivo, el general Kenan Evren fijó el próximo 7 de noviembre la fecha del referéndum cuya probable aprobación dotará a Turquía de una Constitución y de instituciones sólidas. Pero esta Constitución tendrá, según sus propios términos, que consagrar "el predominio del poder del Estado sobre las libertades del individuo".

Según el proyecto, el futuro presidente, casi con certeza el general Evren, elegido por un plazo de siete años, tendrá amplios poderes, empezando por el de decretar el estado de urgencia o la ley marcial. El primer ministro -designado por el presidente, y a través de él, todo el Gobierno- sólo será responsable ante el jefe del Estado. El presidente será además secundado por un consejo, que le transmitirá las propuestas de la Asamblea Nacional.

Los partidos políticos no podrán preconizar las ideas de los antiguos movimientos existentes hasta el golpe de Estado o de inspiración comunista, religiosa o fascista. Los antiguos líderes no podrán participar en la vida política del país.

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