Ullate, Antonio y otros profesionales critican la gestión de Ana Lázaro en la cátedra de Danza Clásica

La cátedra de Danza Clásica de la Real Escuela Superior de Arte Dramático y Danza ha estado ocupada interinamente durante quince años por una misma persona: Ana Lázaro. Desde 1967, año de la primera convocatoria, las oposiciones a esta cátedra se han ido aplazando hasta el 25 de febrero de este año, con Ana Lázaro como única aspirante. Pocos días antes, un nutrido grupo de profesionales españoles de la danza había dirigido una carta al Ministerio de Educación y Ciencia manifestando su disconformidad con las características de las oposiciones. Pero la plaza quedó desierta y el mes próximo habrá...

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La cátedra de Danza Clásica de la Real Escuela Superior de Arte Dramático y Danza ha estado ocupada interinamente durante quince años por una misma persona: Ana Lázaro. Desde 1967, año de la primera convocatoria, las oposiciones a esta cátedra se han ido aplazando hasta el 25 de febrero de este año, con Ana Lázaro como única aspirante. Pocos días antes, un nutrido grupo de profesionales españoles de la danza había dirigido una carta al Ministerio de Educación y Ciencia manifestando su disconformidad con las características de las oposiciones. Pero la plaza quedó desierta y el mes próximo habrá un nuevo examen.

Ana Lázaro fue nombrada catedrática interina de Ballet clásico el 10 de marzo de 1967 por el entonces director de la Real Escuela Superior de Arte Dramático y Danza, Fernando Fernández de Córdaba. Un año antes había sido llamada para dirigir un curso de Ballet clásico, al que concurrieron 168 alumnas, tras preparar a un grupo más reducido "realizando una labor eficaz y altamente provechosa", según dijo entonces el director.

El 8 de mayo del 67 se convocó, por vez primera, un concurso oposición para la recién creada cátedra de Ballet o Danza clásica. El 20 de octubre se hizo pública la lista de admitidos al concurso y figuraba Ana Lázaro como único candidato, pero la prueba no se celebró. El Ministerio de Educación y Ciencia declaró caducada esta convocatoria y el 29 junio de 1968 se abrió un nuevo plazo de admisión de solicitudes. Guillermina Martínez (Mariemma) y Emilia Ardanuy fueron las personas seleccionadas. Las tres aspirantes -Lázaro estaba ya admitida- fueron citadas en octubre para el 8 de abril del 69, con Regino Sainz de la Maza como presidente del tribunal, y tampoco entonces se hizo el examen.

Según la comunicación aparecida en febrero en el Boletín Oficial del Estado, la suspensión, "hasta nuevo anuncio", se debía a "la imposibilidad de reunir a los miembros del tribunal en la fecha indicada".

En ese año, Mariemma fue nombrada catedrática extraordinaria de Danza española. Por su parte, Ana Lázaro seguía desempeñando funciones de profesora y catedrática interina de Danza clásica.

El nuevo anuncio del concurso-oposición llegó unos cinco años más tarde, y aún hubo otro en el 1981, que fijaba la prueba el 5 de mayo. Pero el 25 de ese mismo mes el BOE señalaba otra vez la no celebración del aplazado concurso para la cátedra de Danza clásica. El motivo era un error de forma, por "no haber transcurrido entre la publicación de la convocatoria (27 de marzo) y el comienzo de los ejercicios (5 de mayo) el tiempo reglamentario".

Candidatura criticada

La última convocatoria para la obtención de la citada cátedra se hizo el 2 de enero del presente año, con el 1 de febrero como día de examen. Por fin, éste pudo celebrarse, aunque veinticuatro días más tarde de lo previsto, y sólo concursó Ana Lázaro.El hecho de esta candidatura solitaria contó con la crítica de un nutrido grupo de profesionales y enseñantes españoles de la danza, descontentos, igualmente, con la prolongada interinidad de la cátedra de Danza clásica. Más de sesenta personas firmaron una carta, el pasado 20 de febrero, dirigida al ministro de Educación y Ciencia, en la que consideraban "injusto e inconveniente para la danza en España" la celebración del concurso con un solo opositor, "habiendo ciertamente hoy muchos maestros con más capacidad, más competencia y más profesionalidad".

Víctor Ullate, director artístico del Ballet Clásico Nacional, y Antonio, director del Ballet Nacional Español, encabezaban la lista de firmantes, entre los que se contaban los profesores y bailarines Aurora Pons, Karen Taft, Pepe Ruiz, Ana González, María Magdalena, Paco Morell y Juan Quintero. En la carta se pedía la anulación de esa convocatoria de febrero y el anuncio de oposiciones nuevas. "Sería lamentable -se decía- que un puesto de tanta importancia para el futuro de la danza clásica en España le fuera concedido a una profesora que no ha sido capaz de formar ni un solo bailarín que, al término de los estudios, pudiera dar prestigio a la escuela, y todos sus alumnos han tenido que recurrir a profesores de auténtica valía para poder formarse".

Pese a las protestas, Ana Lázaro hizo el examen, pero el fallo del tribunal fue negativo y, enterados los autores de la carta, enviaron una nueva misiva al ministro de Educación y Ciencia. En ésta, fechada el 31 de marzo, se alababa el juicio objetivo y justo" de los miembros del tribunal examinador y se notificaba que "el fallo dejando desierta la plaza ha producido un gran suspiro de alivio en toda la profesión, que espera una convocatoria bien anunciada. Esto permitirá opositar a vanos aspirantes, lo que daría lugar a una confrontación leal para elegir al mejor".

"Decir que no valgo es el recurso del pataleo", responde Ana Lázaro. "Estos ataques son producto de lo codiciado que es el puesto que yo tengo y, al parecer, estorbo", se lamenta. Para la catedrática interina, "si ha existido o no irregularidad en la Escuela, es un problema de conciencia del Ministerio de Educación".

Ana Lázaro, nacida en Lisboa, en cuyo conservatorio se tituló en ballet, creó en los años 60 el Ballet Concierto, al que Anton Dolin regaló los derechos de un Paso a cuatro, y "del que han salido bailarines para las mejores compañías del mundo", dice su titular. También en los años 60 inició su colaboración en Televisión Española y ha dirigido, en los últimos cuatro años, el espacio divulgativo La Danza. Asimismo, ha participado con sus alumnas en festivales de danza en Italia, Francia y Brasil, donde publicará próximamente un libro.

Plaza desierta

El tribunal que juzgó la preparación de la aspirante a la cátedra de danza clásica estaba formado por Rafael Pérez Sierra, ex director de la Escuela de Arte Dramático; María de Avila -uno de cuyos discípulos es Víctor Ullate-, Aurora Pons, Mariemma y el director teatral Francisco Nieva. La prueba fue pública y a ella asistieron gentes del mundo de la danza y padres de alumnas de Ana Lázaro, quienes publicaron, semanas después, unas coplillas desacreditando al jurado.El examen se inició por la mañana, a las 11.30, y terminó a las 20.00 horas. Consistió en una conferencia sobre historia de la danza, una muestra pedagógica y dos interpretaciones de una partitura clásica y de otra moderna. Según testigos presenciales, tanto la profesora como las discípulas dieron muestras de nerviosismo en la ejecución de los ejercicios y, al parecer, hicieron movimientos defectuosos -como apoyar el peso del cuerpo sobre el arco metatarso en vez de hacer uso del empeine-, algo que Ana Lázaro niega.

Los miembros del tribunal no aprobaron a la candidata y declararon desierta la plaza, para la que se ha convocado una nueva oposición en septiembre. "El resultado se dio de una forma ilegal, no hubo votación pública como exige el Boletín Oficial del Estado, el jurado se reunió en un despacho mientras yo esperaba en el pasillo", sostiene Ana Lázaro.

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