Cartas al director

Veirat, las Malvinas y RTVE

Leído el artículo que con su proverbial hospitalidad ha publicado al señor Graham, no tengo más remedio que puntualizar un solo aspecto de sus alegatos, en el que me alude, al referirse a las noticias y reportajes de RTVE acerca de la contienda por las Malvinas, deja sin aclarar, supongo que sin mala fe, en qué difiere la crónica de un corresponsal que comprime infórmación, a veces en un minuto o minuto y medio, que se ve cortado, mutilado en muchas ocasiones cuando quiere o intenta ser neutral del cuerpo informativo que el medio en cuestión ha facilitado. En el caso que nos ocupa, rechazo tod...

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Leído el artículo que con su proverbial hospitalidad ha publicado al señor Graham, no tengo más remedio que puntualizar un solo aspecto de sus alegatos, en el que me alude, al referirse a las noticias y reportajes de RTVE acerca de la contienda por las Malvinas, deja sin aclarar, supongo que sin mala fe, en qué difiere la crónica de un corresponsal que comprime infórmación, a veces en un minuto o minuto y medio, que se ve cortado, mutilado en muchas ocasiones cuando quiere o intenta ser neutral del cuerpo informativo que el medio en cuestión ha facilitado. En el caso que nos ocupa, rechazo toda responsabilidad de la versión global que haya podido dar RTVE.En cuanto a su opinión de que las mías acerca del conflicto no difieren de las de El Alcázar, tengo a disposición del señor Graham, cuyo periódico forma parte de mi lectura cotidiana y al que cito con frecuencia en mis crónicas, una divertida colección de cartas con firma y sin ella, conteniendo los más variados y sonoros insultos de la muy rica lengua castellana, por todo lo contrario. Unos me acusan de probritánico, otros de proargentino, pero el último anónimo recibido me tacha de neutral. Precisamente esta carta, la más odiosamente insultante de las recibidas en los ultimos tiempos, me acusa de no tomar partido y cita a la Biblia en su apoyo. Dice que a los tibios los vomitará el Señor de su boca.

En fin, como usted sabe muy bien, uno no puede gustar a todos, sobre todo cuando se expresa en un medio público. Qué le vamos a hacer. De todo lo que dije en mis crónicas me hago plenamente responsable; con lo que evidentemente no puedo cargar, es con lo que no dije, sea por extrapolación, por omisión involuntaria o por aplicación de la tijera, con mayor o menor oportunidad, con mejor o peor voluntad. Por lo demás, me parece muy propio de la tradicional lealtad de los británicos con su país, y de muchos británicos con su Gobierno, la defensa que de sus opciones hace mi compañero Graham.

Por mi parte, no deseo entrar en polémica. De todos son conocidas, y no de ahora, mis opciones democráticas, que me han costado sinsabores personales y años de extrañamiento profesional. He procurado ser todo lo objetivo posible, sin olvidar por un momento que a los pies de España se encuentra Gibraltar. Pienso que a Robert Graham le hubiese pasado lo mismo./ corresponsal-jefe de Televisión Española.

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