Franco, utilizado como arma arrojadiza en la 'batalla por las listas'

Hablar de franquistas, en la sede de Alianza Popular, produce un inevitable rechinar de dientes. No hace tanto tiempo, al fin y al cabo, que el vicepresidente y teórico número dos del partido, Fernando Suárez, mantuvo un duro intercambio de declaraciones al respecto con el secretario general y representante del ala joven aliancista, Jorge Verstrynge. Hoy, todos en la calle Silva -sede de AP- quieren que se olvide aquel roce, motivado básicamente por una disputa de preeminencia en las futuras listas electorales.Pero los hechos estan ahí. Hace menos de una semana, Fernando Suárez -...

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Hablar de franquistas, en la sede de Alianza Popular, produce un inevitable rechinar de dientes. No hace tanto tiempo, al fin y al cabo, que el vicepresidente y teórico número dos del partido, Fernando Suárez, mantuvo un duro intercambio de declaraciones al respecto con el secretario general y representante del ala joven aliancista, Jorge Verstrynge. Hoy, todos en la calle Silva -sede de AP- quieren que se olvide aquel roce, motivado básicamente por una disputa de preeminencia en las futuras listas electorales.Pero los hechos estan ahí. Hace menos de una semana, Fernando Suárez -que fue ministro en el último Gobierno de Franco, en 1.975-, manifestaba a la agencia Efe que, en las listas de AP para las próximas elecciones, "se esta intentando excluir nombres valiosísimos del franquismo, con métodos franquistas"; y añadía que AP no puede rechazar a algunas personas por el hecho de haber sido ministros. "Verstrynge se equivocaría si pretendiera utilizar el poder del aparato del partido para alterar la voluntad de las bases", declaraba Fernando Suárez, al tiempo que sugería que había quien lanzaba campañas de intoxicación "para ir excluyendo algunos nombres que pudieran obstaculizar su camino".

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La respuesta de Verstrynge, a través de la misma agencia, no se hizo esperar: reconoció la valía de algunas personalidades del franquismo, "lo que no significa que vayamos a ofrecerles un lugar en nuestras candidaturas".

"Nadie va a venir a este partido a tener un escaño por derecho divino". Con esta declaración a EL PAÍS, Verstrynge da la voz de alerta frente a uno de los problemas más importantes con que se enfrentan el partido de Manuel Fraga, tras sus victorias en Galicia y Andalucía. En AP, coexisten, o van a coexistir dentro de muy pocos días, dos grupos heterogéneos de personas que no sólo tienen problemas dentro de cada equipo, sino que puede convertirse en una fuente de conflictos para un futuro no muy lejano. De un lado, se encuentran en AP las personas que durante los últimos cinco años han trabajado para remontar la estrepitosa derrota sufrida por la Alianza Popular de los siete magníficos, en 1977. Son los cuadros y el equipo dirigente de AP desde que Fraga rompió con sus aliados del 77 con motivo de la aprobación de la Constitución y la Reforma Política. Son quienes han saneado en buena medida las bases excesivamente proclives a Blas Piñar con carné aliancista, aunque sin conseguirlo del todo. Pero lo cierto es que han logrado una estructura de partido en la que los responsables provinciales poseen una ideología que puede ser calificada de derechas o muy de derechas, pero que aceptan el juego democrático y las normas constitucionales. Este equipo de personas, que ha relegado a los militantes excesivamente nostálgicos del franquismo, ha realizado un trabajo gris, ingrato en muchas ocasiones, y temen que precisamente ahora, cuando el ascenso de AP parece confirmarase gracias al carisma del lider, Manuel Fraga, y a los errores de UCD, desembarquen en el partido forasteros con aspiraciones de números uno. Por esta razón, nombres como el del secretario general, Jorge Verstrynge y las personas de su entorno, el vicepresidente Fernando Suárez o Gabriel Camuñas defienden por anticipado, y en previsión de lo que pudiera ocurrir, el escaño que creen que les corresponde. Y, por ello, se han producido los roces que han llegado hasta la prensa, utilizando el franquismo como arma arrojadiza. En palabras de Fernando Suárez, "alguien se lo ha inventado para crear algún factor de esgrima interna". Y es que Suárez está empeñado en quitar hierro a sus pasadas discrepancias públicas con el secretario general del partido. Manuel Fraga ha logrado imponer el orden interno.

Sin erabargo, Suárez vibra aún cuando se le sugiere que algunos de los pasados o futuros tránsfugas de UCD muestran su recelo a integrarse en lo que ellos temen que podría llegar a convertirse en un nido de franquistas: "Cuando se viene de aceptar el liderazgo del ministro del Movimiento, de Martín Villa, del yerno de Ibáñez Martín, del hijo de Arias Salgado o del hijo de Lamo de Espinosa, hablar de nidos de franquistas sería una indecencia".

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Candidatura de Madrid

Parece indudable, por lo demás, que Suárez sustenta posiciones personales dentro de AP y que no se recata en expresarlas. Cuando se le pregunta por su opinión acerca del llamado "gobierno de gestión", un tema controvertido en la casa, responde: "Sería un error tremendo. Si el Gobierno actual no es capaz de seguir gobernando, que lo deje. Pero el gobierno de gestión es un experimento que España ne, se puede permitir en estos momentos, tanto si sale mal como si sale bien; cosa, ésta, que sería peligrosa para la democracia".

Si en AP ha existido siempre unanimidad en la defensa del escaño propio frente a las incorporaciones de otros partidos, no ha ocurrido lo mismo a la hora de plantear qué número de la lista tiene que ocupar cada uno. Es, sobre todo, la candidatura de Madrid, la que ha agudizado mayores querellas internas. Manuel Fraga es el número uno indiscutible. Eso nadie lo cuestiona en Alianza Popular. Sin embargo, el número dos ya ha suscitado controversia. Parece ser que lo tiene asegurado Fernando Suárez, y ello no sentó bien en un principio.

Ahora, Camuñas guarda silencio, y Verstrynge afirma: "Yo no tengo ningún inconveniente en ir por detrás del vicepresidente primero de AP ¿Por qué lo iba a tener?". El número tres de la lista, destinado según todos los indicios a Alfonso Osorio, ha sido sin duda el lugar que mayores polémicas internas ha levantado: Osorio es el primer político no aliancista que podría desbancar a los fieles de AP, a pesar que hace tres semanas sacó formalmente el carné aliancista. En el aparato del partido se pretende envíar a Osorio a Santander y poner a Verstrynge en su lugar.

En cuanto se conoció en la sede de Alianza la nominación de Osorio, Gabriel Camuñas montó en cólera y declaró que ello no correspondía con la nueva imagen de AP. Al margen de este argumento, Camuñas se encontró desplazado a los últimos lugares de la lista de Madrid. Inmediatamente, comenzó a trabajarse el número uno por Zamora. Verstrynge, convencido de que Oscar Alzaga y Herrero de Miñón ocuparán un puesto alto en la lista de Madrid, aceptó la candidatura por Sevilla. Sin embargo, parece ser que ha sido nuevamente repescado para Madrid.

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