La invasión israelí de Líbano

Virulentas discusiones en el seno del Gobierno israelí en torno a la posibilidad de ocupar totalmente Beirut

Entrar o no entrar en Beirut occidental fue la cuestión central que dominó la reunión extraordinaria del gobierno israelí celebrada ayer para debatir el infome del primer ministro, Menájem Beguin, sobre sus conversaciones mantenidas en Estados Unidos y la situación en Líbano.

Al finalizar la reunión fue emitido un comunicado extremadamente lacónico que no reveló absolutamente nada del contenido de las discusiones ni de las decisiones adoptadas. Según ha podido saber este periódico, la disputa entre partidarios y adversarios de extender la guerra a la capital libanesa fue durísima.El pri...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Entrar o no entrar en Beirut occidental fue la cuestión central que dominó la reunión extraordinaria del gobierno israelí celebrada ayer para debatir el infome del primer ministro, Menájem Beguin, sobre sus conversaciones mantenidas en Estados Unidos y la situación en Líbano.

Más información

Al finalizar la reunión fue emitido un comunicado extremadamente lacónico que no reveló absolutamente nada del contenido de las discusiones ni de las decisiones adoptadas. Según ha podido saber este periódico, la disputa entre partidarios y adversarios de extender la guerra a la capital libanesa fue durísima.El primer ministro informó al Gobierno del estado de ánimo que impera en Washington: "Incluso quienes aprueban nuestra actuación en Líbano se oponen rotundamente a que capturemos Beirut occidental".

La argumentación empleada por el ministro de Defensa, Ariel Sharon, que quiere "rematar la faena" y "aplastar la cabeza de la serpiente" (el cuartel general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Beirut), se basa en la tesis de que los amerícanos acaban aprobando lo que previamente condenan.

"Washington fue contrario al desencadenamiento de las hostilidades contra la OLP en Líbano posteriormente se opuso a que fuésemos más arriba de la línea situada a cuarenta kilómetros de nuestra frontera y luego, estuvo contra la lección que dimos a los sirios. Ahora Reagan está contento de que le hayamos entregado un nuevo Líbano en bandeja de plata, un país en el que el enviado del presidente norteamericano participa en las reuniones del Comité de Salvación Nacional libanés, invitado por el presidente Elías Sarkis, mientras los soviéticos y los sirios han quedado reducidos a la impotencia en Beirut. Esto es lo que dijo, al parecer, Sharon en la reunión del Gabinete hebreo.

Sin embargo, la mayoría de los ministros se opuso al asalto contra el sector occidental de la capital libanesa. Los adversarios más decididos de las tesis de Sharon fueron los viceprimeros ministros Simha Erlich y David Levy, el ministro de Asuntos Exteriores, Itzhak Shamir; el del Interior, Yossef Burg; el de Comunicaciones, Mordejai Tzipori, y el de Energía, Itzhak Berman.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

La oposición laborista ha dado también consignas para "contener a Sharon". El presidente del partido, el diputado Shimon Peres declaró ayer a la televisión que la entrada en Beirut "no aportará nada a Israel, salvo nuevas pérdidas entre nuestros hijos, nuevas y numerosas víctimas entre la población civil, destrucción y ruinas".

Contener a los aventureros

El secretariado del Mapam (izquierda laborista) ha hecho un llamamiento a los miembros del Gobierno Beguin "para que contengan la locura de los aventureros que hay en su seno y no se dejen arrastrar por ellos, ya que la responsabilidad por eventuales acciones irresponsables que conduzcan ala catástrofe recaerá sobre el Gabinete".

En el curso de una conferencia de Prensa organizada en Tel Aviv por el Comité Contra la Guerra en Líbano, que agrupa a centenares de escritores, artistas, y profesores universitarios, el historiador lagl Eilam ha declarado que es la primera vez que Israel va a la guerra para alcanzar objetivos políticos, no para defenderse. "Este cambio pone en peligro nuestro futuro", afladió el historiador. "Esta es una guerra del Gobierno, no del pueblo de Israel", declaró por su parte el poeta Meir Wizletir.

Archivado En