Cartas al director

RTVE y las Malvinas

Al parecer, la gestión del señor Robles Piquer como director de la radio y televisión públicas está siendo discutida, objetándose sobre su posible partidismo ya sea en el tratamiento de la información o en los espacios dedicados a las diversas opciones políticas. ¡Qué sé yo! Según leo, su actuación pudo haber sido enjuiciada en una interpelación parlamentaria.Con ello se demuestra que los partidos tienen derecho a quejarse públicamente cuando se consideran lesionados en sus intereses, lo que me parece muy bien.

Yo quisiera, sin embargo, que esta posibilidad la tuviera también el simple ...

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Al parecer, la gestión del señor Robles Piquer como director de la radio y televisión públicas está siendo discutida, objetándose sobre su posible partidismo ya sea en el tratamiento de la información o en los espacios dedicados a las diversas opciones políticas. ¡Qué sé yo! Según leo, su actuación pudo haber sido enjuiciada en una interpelación parlamentaria.Con ello se demuestra que los partidos tienen derecho a quejarse públicamente cuando se consideran lesionados en sus intereses, lo que me parece muy bien.

Yo quisiera, sin embargo, que esta posibilidad la tuviera también el simple ciudadano, para el que los medios de difusión públicos -por no hablar de buena parte de los privados- han mostrado tanta desconsideración.

Me refiero, señor director, a cómo ha sido maltratada informativamente la gente de este país desde que se inició el conflicto de las Malvinas. Comprendo que el cronista o el redactor nos cuente su versión, tan parcial como usted quiera, según sean sus simpatías o las del medio para el que trabaje, pero lo que no puedo comprender es que se tergiverse repetidamente la simple noticia de agencia, se dé consistencia de afirmación a lo que no pasa de ser un bulo y, en suma, se pretenda desinformar al lector, oyente o televidente. A mi juicio, esto sólo puede calificarse como desdén y menosprecio.

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Y sobre esta cuestión sí creo que nuestros parlamentarios deberían interpelar a los directivos de los medios de difusión pública, preguntándoles el por qué de tanta faramalla. ¿0 es que, con democracia, Constitución y mundial de Fútbol, seguimos siendo tercermundistas? /

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