Reparto de papeles

Mientras el comité ejecutivo de UCD se reunía ayer para estudiar la situación del partido gubernamental tras la derrota andaluza infringida por el PSOE, en la Comisión Constitucional del Congreso centristas y socialistas se repartieron los papeles para oponerse a las fuerzas nacionalistas y comunistas que rechazan de plano la LOAPA, previamente pactada por el Gobierno y el PSOE, y a las reticencias de Coalición Democrática frente al acuerdo autonómico. La estrategia de los dos grandes partidos era "marcar las distancias" con quienes aparecen como más afines a cada uno de ellos.Así, el d...

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Mientras el comité ejecutivo de UCD se reunía ayer para estudiar la situación del partido gubernamental tras la derrota andaluza infringida por el PSOE, en la Comisión Constitucional del Congreso centristas y socialistas se repartieron los papeles para oponerse a las fuerzas nacionalistas y comunistas que rechazan de plano la LOAPA, previamente pactada por el Gobierno y el PSOE, y a las reticencias de Coalición Democrática frente al acuerdo autonómico. La estrategia de los dos grandes partidos era "marcar las distancias" con quienes aparecen como más afines a cada uno de ellos.Así, el democristiano Oscar Alzaga fue el encargado de contestar al peneuvista Marcos Vizcaya, mientras que la socialista María Izquierdo asumió las respuestas al comunista Jordi Solé Tura. Juan María Bandrés, de Euskadiko Ezkerra, obtuvo la réplica del socialista vasco Enrique Múgica. La pretensión de Antonio Carro, en nombre de CD y de la autonomía gallega gobernada por su partido, de distanciarse de los dos artífices de la LOAPA, fue despachada por el centrista José Luis del Valle con la acusación de que CD no desea asumir los costes políticos de la LOAPA, al margen de declaraciones realizadas fuera del Parlamento.

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Un último ejemplo de este reparto de papeles fue el que enfrentó al habilidoso diputado nacionalista catalán Miquel Roca con el agudo socialista Virgilio Zapatero. Si el primero acusó al artículo primero del proyecto de ley sometido a debate de constituir un monumento a la imperfección jurídica, porque "no dice absolutamente nada", Zapatero ironizó con la capacidad de autocrítica de Roca, ya que era él el principal autor del texto fustigado. Y Roca aceptó la autoría, compartida con el PNV y los comunistas, y la justificó en el propósito de que, para el caso de no lograr la supresión del artículo, resultaba conveniente que su texto dijera algo "que no quiere decir nada".

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