Malvinas y Gibraltar: algunas distinciones

Hay también otra distinción histórica profunda: España era cuando perdió Gibraltar una gran nación europea con influencia de rango mundial, mientras que Argentina, al perder las Malvinas, era una nueva República en formación.Argentina no tiene a su favor un tratado como el de Utrecht, donde se establece que un Estado, el español, cede una fortaleza propia a otro Estado, el británico, por medio de un acuerdo en el cual se pactan los modos de utilizar esa instalación militar. Y, lo que es más importante, se pacta también el futuro de la soberanía: cuando el Reino Unido no necesite la fortaleza d...

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Hay también otra distinción histórica profunda: España era cuando perdió Gibraltar una gran nación europea con influencia de rango mundial, mientras que Argentina, al perder las Malvinas, era una nueva República en formación.Argentina no tiene a su favor un tratado como el de Utrecht, donde se establece que un Estado, el español, cede una fortaleza propia a otro Estado, el británico, por medio de un acuerdo en el cual se pactan los modos de utilizar esa instalación militar. Y, lo que es más importante, se pacta también el futuro de la soberanía: cuando el Reino Unido no necesite la fortaleza debe devolverla a España. Este derecho de retroacción ha sido manipulado y violentado por los ingleses, que han intentado crear un Estado autónomo de extensión y población minúsculas, independiente y vinculado a Inglaterra, sobre la base de la entrega escalonada de la soberanía a los gibraltareños. Un pueblo que, limitado a 20.000 ciudadanos, cuenta con Gobierno, Parlamento, partidos políticos, Ayuntamiento, sindicatos, da idea de los criterios de ficción con que intentó montar una de las partes el futuro de Gibraltar

España termina una etapa de largo aislamiento. Su regreso a la comunidad occidental pasa por un entendimiento nuevo y sincero con Gran Bretaña. Lo cual es imposible sin la previa recuperación de Gibraltar. La propia integración en Europa conlleva la superación del antiguo y hoy absurdo litigio. Una nación europea no puede incorporarse dignamente al conjunto atlántico sin exigir como condición básica el fin de una antigua situación colonial. Ha de exigirlo en negociaciones inaplazables, rápidas y pacíficas, en las que los intereses de los habitantes del enclave sean respetados. Unas negociaciones en las que la cuestión de la soberanía sea tratada, inflexiblemente, como una cuestión de principio anclada en la historia.

21 de abril

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