Triunfo liberal y elevada participación en las elecciones colombianas

ENVIADO ESPECIALColombia celebró el domingo las elecciones más tranquilas de los últimos años y es posible que también las más concurridas, con un volumen de sufragios que puede superar los cinco millones, cifra sólo alcanzada en las presidenciales de 1974. Pese a la lentitud del escrutinio, los primeros resultados provisionales apuntan una clara superioridad del electorado liberal sobre el conservador.

Los primeros datos facilitados ayer por las distintas registradurías municipales, cuando habían sido recontados algo más de dos millones de votos, aproximadamente un 60% de los sufragios...

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ENVIADO ESPECIALColombia celebró el domingo las elecciones más tranquilas de los últimos años y es posible que también las más concurridas, con un volumen de sufragios que puede superar los cinco millones, cifra sólo alcanzada en las presidenciales de 1974. Pese a la lentitud del escrutinio, los primeros resultados provisionales apuntan una clara superioridad del electorado liberal sobre el conservador.

Los primeros datos facilitados ayer por las distintas registradurías municipales, cuando habían sido recontados algo más de dos millones de votos, aproximadamente un 60% de los sufragios, el Partido Liberal había conseguido 1.314.134 votos, frente a los 939.675 del Partido Conservador y los 71.228 votos de la izquierda. El Partido Liberal tendrá así una cómoda mayoría en el Senado y en la Cámara y dominará también las asambleas departamentales y los grandes ayuntamientos del país.

La primera conclusión que cabe sacar es que el "efecto Galán" ha llevado a las urnas a cerca de un millón de colombianos encuadrados tradicionalmente en las filas abstencionistas.

Incluso a la hora de estimar la abstención, la democracia colombiana es muy peculiar debido a la falta de un censo nacional fiable.

La división interna del liberalismo hacía presagiar una posible victoria parcial de las listas conservadoras. Esta previsión no se ha confirmado y el ex presidente Alfonso López Michelsen puede encarar las elecciones presidenciales del 30 de mayo con bastantes posibilidades de lograr un segundo mandato.

Todo parece indicar que la maquinaria del Gobierno, con cerca de 700.000 votos cautivos de los funcionarios públicos, sigue siendo fundamental a la hora de decidir unas elecciones. Lo cierto es que el descontento despertado por el Gobierno de Turbay Ayala no se ha traducido en un rechazo de las listas de su partido.

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Desde hoy hasita el 30 de mayo todos los esfuerzos estarán destinados a que Luis Carlos Galán retire su candidatura, a fin de que los liberales tengan todas las cartas en la mano para un nuevo mandato de cuatro años.

Si esto no se conslgue, y Galán ya ha dicho que los resultados del domingo han confirmado su candidatura, Belisario Betancourt puede tener aún una cuarta y última oportunidad para ser elegido presidente.

El triunfo más importante del disidente Galán ha sido ese millón de votos extras en las urnas y el haber triplicado en la capital a las listas de López Michelsen. El nuevo liberalismo consiguió en Bogotá cerca de la mitad de los sufragios depositados y en todo el país podría llegar a los 700.000 votos, un resultado más que honroso en un país dominaclo por las maquinarias de partido.

En cuanto al proceso mismo de la votación, se celebró con una normalidad casi anómala en Colombia. El boicoteo anunciado por el grupo guerrillero M-19 no se concretó.

Esto hizo que el presidente Turbay Ayala se dirigiese al país en la noche del domingo para dar cuenta de que las elecciones no habían registrado más incidentes de los que hubiera podido haber en el Reino Unido o Suiza. Lo que le faltó por decir es que estos países no necesitan para ello una ocupación militar como la registrada aquí desde la tarde del sábado.

Ocho horas después del cierre de los comicios, la televisión colombiana terminaba sus emisiones después de transmitir tres veces el discurso de Turbay.

Se dice en Colombia que el pueblo vota de día y el Gobierno lo hace de noche. Es posible que no sea sino un reflejo del escepticismo popular ante los políticos, pero estos retrasos en la publicación de los resultados alimentan todo tipo de sospechas.

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