Cartas al director

Muerte en Trebujena

No quiero dejar de solidarizarme con el justiciero y puntual tratamiento que ha dispensado EL PAIS a la barbarie perpetrada en el pueblo gaditano de Trebujena el pasado día 2. El hecho de que un guardia civil mate por la espalda a un jornalero y deje malherido a otro no puede plantearse -en términos de simple ciudadanía- ni como un error, ni como una atrofia del poder, ni como una incongruencia, ni como una villanía personal. Es algo que repugna a la razón y afecta ciertamente a los presupuestos constitucionales de un país con ínfulas de democrático. ¿Hay alguna prueba más contundente que ésta...

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No quiero dejar de solidarizarme con el justiciero y puntual tratamiento que ha dispensado EL PAIS a la barbarie perpetrada en el pueblo gaditano de Trebujena el pasado día 2. El hecho de que un guardia civil mate por la espalda a un jornalero y deje malherido a otro no puede plantearse -en términos de simple ciudadanía- ni como un error, ni como una atrofia del poder, ni como una incongruencia, ni como una villanía personal. Es algo que repugna a la razón y afecta ciertamente a los presupuestos constitucionales de un país con ínfulas de democrático. ¿Hay alguna prueba más contundente que ésta -le pregunto, por ejemplo, al señor gobernador civil de Sevilla- para poder diagnosticar que, efectivamente, aún nos siguen alcanzando muy de cerca algunos de los peores lastres de la dictadura?/ .

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