Crisis de confianza en la RFA por las subvenciones a los partidos

El aparato político de la República Federal de Alemania atraviesa una crisis de confianza ante las continuas revelaciones sobre donativos ilegales de empresas a los partidos políticos, en los que aparecen implicados ministros y secretarios de Estado hasta la misma antesala del canciller socialdemócrata, Helmut Schmidt.Todavía no se apagaron los ecos del escándalo en torno a la empresa constructora Neue Heimat, la mayor de Europa, propiedad de los sindicatos de la República Federal de Alemania, que tuvo que despedir a varios de sus directivos por sus dudosos negocios.

Aún está abierta la...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El aparato político de la República Federal de Alemania atraviesa una crisis de confianza ante las continuas revelaciones sobre donativos ilegales de empresas a los partidos políticos, en los que aparecen implicados ministros y secretarios de Estado hasta la misma antesala del canciller socialdemócrata, Helmut Schmidt.Todavía no se apagaron los ecos del escándalo en torno a la empresa constructora Neue Heimat, la mayor de Europa, propiedad de los sindicatos de la República Federal de Alemania, que tuvo que despedir a varios de sus directivos por sus dudosos negocios.

Aún está abierta la investigación sobre donativos a partidos políticos para evadir impuestos, a base de entregar dinero a ciertas organizaciones benéficas, que luego lo hacían llegar a los partidos. De esta forma, los donantes conseguían deducir en sus ingresos, a efectos fiscales, las cantidades entregadas, lo que la ley no permite si la donación se hace directamente a un partido político.

En medio de este clima, cuando un tufo de corrupción se extendía sobre la vida política de la República Federal de Alemania, estalló la bomba de la apertura de una investigactón judicial sobre varios miembros del Gabinete por la presunción de haber aceptado donativos de importantes grupos financieros para los partidos, a cambio de la concesión de exenciones fiscales que llegan hasta 5.000 millones de pesetas en algún caso.

De momento no se ha levantado la inmunidad parlamentaria de ninguno de los implicados: el ministro federal de Hacienda, Hans Matthoefer (socialdemócrata), y el de Economía, Conde Otto Lambsdorff (liberal). Schmidt se apresuró a apoyarlos, pero se dice ya que "el Watergate flota sobre Bonn".

Hasta ahora, los implicados afirman categóricamente su inocencia, que en un Estado de derecho, como la RFA, debe presumirse hasta que no se demuestre lo contrario, pero el tufo de la corrupción se extiende por Bonn, aunque nadie haya buscado un enriquecimiento personal y todo haya sido por el bien de las esquilmadas cajas de los partidos.

La consecuencia inmediata del escándalo surgido en Bonn será la pérdida de confianza en las instituciones políticas, cuando existen en la RFA tendencias y movimientos hacia la creación de nuevas organizaciones de tipo alternativo. Los ecologistas y las listas alternativas, de carácter democrático radical, tratarán de aprovechar el escándalo para presentarse en lás próximas elecciones como "no contaminados por el sistema".

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Los democristianos, que hace unas semanas parecían estar dispuestos a aprobar una reforma constitucional para revisar los sistemas de financiación de los partidos, lo que equivaldría a una especie de amnistía para los donativos entregados a organizaciones que luego los entregaban a los partidos, no dejarán de aprovechar la ocasión de lanzarse sobre dos pilares del Gabinete como los ministros de Hacienda y Economía.

Schmidt se apresuró a apoyar a su ministro de Hacienda, Matthoefer, y en un discurso, el viernes por la tarde en Bonn, llegó a alabar su gesto de tirarle un vaso de vino en un programa de televisión al provocador Fritz Teufel, antigua figura de la oposición extraparlamentaria de los años sesenta.

Archivado En