Comercio de uranio entre Canadá y la Unión Soviética

El naufragio del barco mercante soviético Mekhanik Tarasov, hundido el martes a 240 millas de Terranova (Canadá), ha puesto de relieve la existencia de envíos de uranio desde Canadá a la Unión Soviética y ha originado un tenso debate en la Cámara de los Comunes en Ottawa.El ministro canadiense de Medio Ambiente, John Roberts, reveló en el Parlamento que el mercante soviético iba a transportar inicialmente sustancias nucleares. Esta comunicación suscitó entre los diputados, especialmente entre los de la oposición, una violenta reacción.

Asediado por los parlamentarios, Roberts rec...

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El naufragio del barco mercante soviético Mekhanik Tarasov, hundido el martes a 240 millas de Terranova (Canadá), ha puesto de relieve la existencia de envíos de uranio desde Canadá a la Unión Soviética y ha originado un tenso debate en la Cámara de los Comunes en Ottawa.El ministro canadiense de Medio Ambiente, John Roberts, reveló en el Parlamento que el mercante soviético iba a transportar inicialmente sustancias nucleares. Esta comunicación suscitó entre los diputados, especialmente entre los de la oposición, una violenta reacción.

Asediado por los parlamentarios, Roberts reconoció que el Mekhanik Tarasov, que zarpó del puerto canadiense de Trois Rivieres, entre Montreal y Quebec, tenía que haber transportado hexacloruro de uranio, pero que, a causa de algunos retrasos, este cargamento fue enviado a la URSS a bordo de otro barco soviético. La catástrofe ecológica fue, por lo tanto, evitada.

El contacto del hexacloruro con el agua hubiese producido una espectacular reacción química, que se hubiese caracterizado por producción de calor, vapor y formación de ácido, explicó un portavoz de la comisión de control de la energía atómica de Canadá.

Estas explicaciones no consiguieron mermar la ola de protestas de los diputados, indignados por la existencia ole un comercio de uranio entre Canadá y los países del Tercer Mundo a través de la URSS. Un portavoz de la sociedad Eldorado Nucleaire, que confirmó que el uranio canadiense era enriquecido en la URSS para ser posteriormente vendido, se negó a revelar qué países compraban el mineral-combustible.

El jefe de la oposición conservadora recordó el curioso comportamiento del capitán del mercante soviético, que tardó en pedir socorro, lanzó su primer SOS en una frecuencia de radio privada, no respetó la ruta indicada y rechazó una oferta de asistencia de un barco danés.

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