Cartas al director

Libertad de aprender

Don Fernando Pérez López. debe de estar a favor de, la violación espiritual de menores, que a mí me parece un gravísimo delito. Me explicaré:En carta publicada en EL PAIS de 30 de diciembre pasado, el señor Pérez López, secretario general de FESITE-USO, de Madrid, acusa de demagogia y sectarismo al PSOE porque, según él, este partido niega que los fondos públicos deban ser empleados para sostener otras escuelas que las públicas.

Yo no puedo hablar por el PSOE, del que no soy otra cosa que un militante de base, pero sí debo decir que no lo sería si la política de dicho partido en lo refe...

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Don Fernando Pérez López. debe de estar a favor de, la violación espiritual de menores, que a mí me parece un gravísimo delito. Me explicaré:En carta publicada en EL PAIS de 30 de diciembre pasado, el señor Pérez López, secretario general de FESITE-USO, de Madrid, acusa de demagogia y sectarismo al PSOE porque, según él, este partido niega que los fondos públicos deban ser empleados para sostener otras escuelas que las públicas.

Yo no puedo hablar por el PSOE, del que no soy otra cosa que un militante de base, pero sí debo decir que no lo sería si la política de dicho partido en lo referente a educación fuese otra que la que solivianta al señor Pérez López, puesto que de ningún modo me parece apropiado el que con fondos públicos se sostenga a la industria privada de la enseñanza. El derroche de miles de millones dedicados por los Gobiernos de UCD a subvencionar centros que tienen como propósito el negocio o el proselitismo, o ambas cosas a la vez, me parece algo escandaloso. Pienso que, en principio, los negocios privados no dejen ser subvencionados por el Estado. En cuanto al proselitismo de cualquier confesión, tampoco creo que deba ser financiado por un Estado que se dice no confesional.

Al falacioso recurso al concepto de libertad de enseñanza que ahora se oye en la boca de quienes durante tiempo y tiempo negaron a cuantos no pensaban como ellos la libertad para enseñar y que para esos liberales de nuevo cuño ha venido a significar el derecho de los padres a escoger el tipo de educación que quieren para sus hijos, a mi modo de ver, se opone el derecho de estos hijos a no ser manipulados en cuanto a creencias e ideas antes de que se hallen en edad y condiciones de escoger con toda libertad sus propias ideas.

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Desde luego, la que quizá habría que llamar libertad para aprender debe darse lo mismo para los vástagos de las clases privilegiadas, cuyos padres tan caro pagan a menudo el derecho a conculcarla, como para los hijos de los trabajadores, por quienes tanto parece preocuparse ahora el señor Pérez López y que en los centros públicos a los que, según él, "tienen que, necesariamente, ser llevados", deben tener aseguradas la libertad de pensar, la libertad de creer y hasta la libertad de dudar./

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