Creciente represión en Polonia

Acrobacias en Francia para mantener la cohesión entre socialistas y comunistas

El presidente francés, François Mitterrand, manifestó ayer su "reprobación" ante los acontecimientos que, se desarrollan en Polonia desde el sábado pasado. El golpe militar de Varsovia se ha situado en el centro de la política gala y da lugar a toda clase de acrobacias en la izquierda para mantener la solidaridad gubernamental en el plano oficial, y más concretamente en el campo comunista, para enmascarar sus problemas internos y limitar una posible defección de parte de su electorado. La derecha intenta explotar electoralmente la equívoca coalición comunistas-socialistas ante el drama polaco...

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El presidente francés, François Mitterrand, manifestó ayer su "reprobación" ante los acontecimientos que, se desarrollan en Polonia desde el sábado pasado. El golpe militar de Varsovia se ha situado en el centro de la política gala y da lugar a toda clase de acrobacias en la izquierda para mantener la solidaridad gubernamental en el plano oficial, y más concretamente en el campo comunista, para enmascarar sus problemas internos y limitar una posible defección de parte de su electorado. La derecha intenta explotar electoralmente la equívoca coalición comunistas-socialistas ante el drama polaco.

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Mitterrand, en el Consejo de Ministros de ayer, intentó remendar el desasosiego que recorre el país desde que, el domingo y oficialmente, se quiso reducir el golpe de Varsovia, a un "asunto interno". Mitterrand denunció el atentado contra todas, las libertades en Polonia y pidió al primer ministro, Pierre Mauroy, que le explicara al país los medios morales y materiales con los que Francia puede responder a esa situación. Y esto es lo que hizo ayer mismo Mauroy en la Asamblea Nacional: Francia considera que Polonia debe volver a la situación anterior al golpe, "pero sin injerencia exterior". Francia seguirá ayudando alimentaria y económicamente a los polacos, "pero no les ofreceremos lo que no podamos darles", dijo Mauroy.En resumen, la posición oficial francesa consiste en escandalizarse ante lo que ocurre en Polonia, sin más. Esta impotencia es la que atiza el debate que se desarrolla en este país, no entre la derecha y la izquierda, sino, esencialmente, en el seno de las fuerzas políticas e intelectuales que hoy ocupan el poder.

Ayer, el cantante Yves Montand, durante muchos años compañero de viaje de los comunistas, levantó una tempestad de aplausos en el teatro Olympia, en el que actúa diariamente, al mostrar una pancarta en la que se leía, simplemente, Solidaridad. Montand, como la mayoría de los intelectuales, fustiga la cobardía del Gobierno y despedaza al Partido Comunista francés (PCF) por "hipócrita, cínico e idiota". El filósofo próximo a la izquierda Cornelius Castoriadis declaraba ayer que "los partidos comunistas son cadáveres vivos".

Los comunistas, "castigados"

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El PCF y la central de tendencia comunista CGT son, en efecto, los más castigados por el golpe de Varsovia. Su política prosoviética está forzando a sus dirigentes a tomar posturas y declaraciones muy difíciles de equilibrar cara a sus militantes y a la opinión pública. Tanto en el partido como en la central sindical, durante las últimas horas se multiplican los conflictos.

Los cuatro ministros comunistas, por su parte, en contra de lo que ha sido en todo momento la política de su partido, declararon ayer: "Nuestra actitud es la del primer ministro". Si la situación polaca se agrava, su repercusión en el seno de la coalición gubernamental y del PCF será proporcional, aunque ayer Castoriadis estimaba que "será necesario que los soviéticos maten a 500 millones de personas para que el PCF quede reducido al 1% de los electores que merece".

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