Pendiente de sentencia el juicio por la muerte de la ecologista Gladys del Estal
En la Audiencia Provincial de Pamplona quedó visto para sentencia, a mediodía de ayer, el juicio seguido contra el guardia civil José Martínez Salas, autor del disparo que causó la muerte en Tudela, el 3 de junio de 1979, de la ecologista Gladys del Estal, durante una concentración promovida por los comités antinucleares de Euskadi.El fiscal, que calificó los hechos como imprudencia temeraria, solicitó para el acusado la pena de dieciocho meses de prisión menor y dos millones de pesetas de indemnización a los familiares de la víctima, mientras que la acusación particular consideró la actuación...
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En la Audiencia Provincial de Pamplona quedó visto para sentencia, a mediodía de ayer, el juicio seguido contra el guardia civil José Martínez Salas, autor del disparo que causó la muerte en Tudela, el 3 de junio de 1979, de la ecologista Gladys del Estal, durante una concentración promovida por los comités antinucleares de Euskadi.El fiscal, que calificó los hechos como imprudencia temeraria, solicitó para el acusado la pena de dieciocho meses de prisión menor y dos millones de pesetas de indemnización a los familiares de la víctima, mientras que la acusación particular consideró la actuación del guardia civil Martínez Salas como un delito de asesinato con alevosía, pidió que éste fuera condenado a treinta años de prisión mayor, así como al pago de una indemnización de cuatro millones de pesetas.
Imprudencia temeraria
Según el ministerio fiscal, el guardia civil José Martínez Salas utilizó mal su subfusil, por lo que se produjo el disparo, que penetró en la cabeza de Gladys del Estal, cuando ésta se encontraba sentada en el centro de una carretera que conduce a Tudela. De acuerdo con la narración del fiscal, los hechos debían ser tipificados como imprudencia temeraria. No obstante, para la acusación particular hubo un intento claro de matar a Gladys del Estal, al apretar el gatillo del subfusil. «Las armas no se disparan solas», aseguró el abogado de la acusación privada.Durante el juicio, que se prolongó por espacio de cuatro horas, unas cien personas se concentraron en los alrededores de la Audiencia de Pamplona, que se encontraba rodeada de efectivos de la Policía Nacional. En la sala, repleta de público, no se registró alteración alguna del orden.
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