El general Fernández Campo confía en que se abran paso la verdad y la justicia en torno al 23-F

Sabino Fernández Campo, secretario general de la Casa Real, expresó su confianza ciega en que se abran paso, irremisiblemente, la verdad y la justicia en torno al intento de golpe de Estado del 23 de febrero, suceso que no llegó a citar de forma explícita, pero al que se refería con toda nitidez, en el curso de su intervención de agradecimiento después de recibir el título de hijo predilecto de Asturias, junto con el pintor y arquitecto asturiano Joaquín Vaquero. En otro momento del discurso, subrayó que el rey Juan Carlos (tampoco le nombró, pero la alusión era evidente) tuvo y tiene muy clar...

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Sabino Fernández Campo, secretario general de la Casa Real, expresó su confianza ciega en que se abran paso, irremisiblemente, la verdad y la justicia en torno al intento de golpe de Estado del 23 de febrero, suceso que no llegó a citar de forma explícita, pero al que se refería con toda nitidez, en el curso de su intervención de agradecimiento después de recibir el título de hijo predilecto de Asturias, junto con el pintor y arquitecto asturiano Joaquín Vaquero. En otro momento del discurso, subrayó que el rey Juan Carlos (tampoco le nombró, pero la alusión era evidente) tuvo y tiene muy claro el camino a seguir. Los títulos de hijos predilectos de Asturias fueron concedidos a ambas. personalidades por la Diputación Provincial de Oviedo. El acto de entrega de los mismos se celebró en la tarde de ayer en el hotel Reconquista, de Oviedo.

«He sido testigo», dijo, «de hechos trascendentes, de momentos estelares, de conductas destacadas y de datos repletos de interés. El hecho de no poder divulgarlos no les resta importancia y me concede a mí el valor de la reserva y de la discreción».

Respecto al intento de golpe de Estado del 23 de febrero, al que siempre se refirió de forma implícita, dijo textualmente: «En estos momentos, cuando tantas versiones contradictorias circulan sobre hechos importantes, cuando se elogian o combaten actitudes y acciones, permitidme que yo no juzgue a nadie, ni siquiera a mí mismo, y que confíe ciegamente en que se abran paso, irremisiblemente, la verdad y la justicia». También aludió al motivo por el que fue propuesto para el título de, hijo predilecto de Asturias: su papel al lado del rey Juan Carlos, precisamente en la noche del 23 de febrero. «He de confesaros», dijo, «que conocí en su día una de las causas por las que considerabais que se justifica este nombramiento, y no trato de ocultar que hice votos fervientes por que esa razón se olvidara en el expediente».

De su ocupación, junto al Rey, Fernández Campo afirmó que el destino le colocó en puestos secundarios y oscuros, pero llenos de interés; en situaciones clave, de consecuencias históricas, y al lado de personas extraordinarias, «a las que tengo el honor de servir con entrega absoluta de cuerpo y alma, pensando que a través suyo (el Rey) sirvo a mi patria». Añadió que cuando uno se limita a cumplir con su deber, a ser tan sólo instrumento de una voluntad superior, que tenía muy claro el camino a seguir, no puede aportarse tal actitud como merecedora de recompensa. «No importa», agregó, «que los años se hayan acumulado sobre uno casi sin darse cuenta, cuando el tiempo está tan lleno de emociones, de acontecimientos felices o de sucesos desgraciados. Estas mezclas de lo bueno y de lo malo, de lo doloroso y de lo alegre, la totalidad de mi vida pasada y la esperanza de la que me queda por vivir, es la que ofrezco a esta Asturias que tanto quiero».

El general Sabino Fernández también dedicó una breve pincelada de su discurso al proceso autonómico español. «Es posible», dijo, «que en estos tiempos, cuando asistimos al espectáculo de tantas exageraciones, a veces pintorescas, en aspectos político-regional-autonómico, la explicación de nuestra prudencia, de nuestra mesura y tranquilidad estribe en ese sentido del ridículo que tenemos los asturianos». Esta afirmación del general fue interpretada como un elogio a la vía autonómica diferida del artículo 143 de la Constitución.

«Como dice Valentín Andrés», afirmó Fernández Campo, «uno de los rasgos más sobresalientes en los asturianos es un exagerado temor al ridículo, y de aquí nace una de las formas de nuestro humor: él reírse uno de sí mismo antes de que se rían los demás».

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Finalmente, Sabino Fernández destacó que todo es admirable en Asturias.

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