El último recurso

¿Había decidido Stanislaw Kania abandonar sus posturas "centristas" y unirse al sector "duro" del POUP? Ante las presiones de Moscú, desde la cumbre de Crimea del pasado agosto, para la "normalización" del país, el ex primer secretario se distanció de la línea "liberal", pero su centrismo fue sobrepasado por la radicalización de Solidaridad.Wojelech Jaruzelski ha sido nombrado como el "último recurso", frente a la catástrofe que supondría una abierta manipulación soviética de la economía y del propio partido. Pero este nombramiento es, en todo caso, "circunstancial". Si fracasa nada pod...

¿Había decidido Stanislaw Kania abandonar sus posturas "centristas" y unirse al sector "duro" del POUP? Ante las presiones de Moscú, desde la cumbre de Crimea del pasado agosto, para la "normalización" del país, el ex primer secretario se distanció de la línea "liberal", pero su centrismo fue sobrepasado por la radicalización de Solidaridad.Wojelech Jaruzelski ha sido nombrado como el "último recurso", frente a la catástrofe que supondría una abierta manipulación soviética de la economía y del propio partido. Pero este nombramiento es, en todo caso, "circunstancial". Si fracasa nada podrá evitar la ascensión en el partido de hombres avalados por la URSS, entre los que Stefan Olzowski trataría de ser el primus inter pares de la situación, buscando mantener la ortodoxia ideológica y la heterodoxia económica, ser el "Kadar polaco".

Este "golpe de Estado precautorio'" es, ante todo, un ligero avance de las tesis "duras" en el seno del POUP, parcialmente derrotadas en el 9º congreso del partido en el pasado mes de julio.

La primera prueba de fuego para Jaruzelski será la inminente constitución de un nuevo Buró Político y Secretariado del POUP, donde quedará reflejada la verdadera relación de fuerzas. La propuesta de constituir un "frente nacional con quienes no están contra el socialisino", con entrada en el equipo dirigente de independientes, representantes del catolicismo y algún miembro del sindicato libre, es la última posibilidad de Jaruzelski para evitar la "sovietización" de Polonia.

Breznev en su telegrama de "felicitación" le insta a que "reconduzca" el proceso polaco bajo la autoridad del partido, investido ahora de la suficiente autoridad, militar a través de Jaruzelski, para que en caso de fracaso el hecho consumado del "estado de guerra" (verdadera espada de Damocles) permita por la vía de la dureza volver a la situación previa a las huelgas del Báltico.