Alegaciones de los defensores de los implicados en el golpe de Estado del 23 de febrero

Pascual Gálvez recibió órdenes para secuestrar "Mundo Obrero"

«Mi representado, el capitán de Infantería don José Pascual Gálvez, se encontraba el día 23 de febrero de 1981 cumpliendo normalmente sus funciones de capitán de la compañía del Cuartel General de la División Acorazada, completamente ajeno a cuantos hechos se iban a producir posteriormente, pero vivamente preocupado, como tantos españoles, militares y civiles, por la situación de España.A las cinco de la tarde aproximadamente, extrañado porque los mandos del cuartel general permanecieran en el acuartelamiento, se dirigió a las oficinas del Estado Mayor para informarse de si las salidas eran a ...

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«Mi representado, el capitán de Infantería don José Pascual Gálvez, se encontraba el día 23 de febrero de 1981 cumpliendo normalmente sus funciones de capitán de la compañía del Cuartel General de la División Acorazada, completamente ajeno a cuantos hechos se iban a producir posteriormente, pero vivamente preocupado, como tantos españoles, militares y civiles, por la situación de España.A las cinco de la tarde aproximadamente, extrañado porque los mandos del cuartel general permanecieran en el acuartelamiento, se dirigió a las oficinas del Estado Mayor para informarse de si las salidas eran a la hora normal o había modificaciones, a efectos de preparar las rutas de los vehículos de la División que estaban a su cargo. En dichas oficinas se encontró con el teniente coronel jefe de servicios, don Julio Narro Romero, con el comandante don Ricardo Pardo Zancada y los capitanes Tamarit y Batista, todos ellos del Estado Mayor, quienes manifestaron que se había celebrado una reunión con el general Juste, su Estado Mayor y los jefes de las unidades, en la que se había expuesto que iba a suceder un hecho gravísimo y que de orden del general Juste se habían señalado objetivos a las unidades y que éstas quedarían acuarteladas.

A las 6.30 aproximadamente, mi representado tiene conocimiento por la radio de los acontecimientos del Congreso y es llamado al Estado Mayor de la División, donde recibe, a través del comandante Pardo Zancada y en presencia de los otros jefes y oficiales citados anteriormente, la orden del general de la Dívisión de organizar su compañía por sí fuera necesario salir.

A las 7.30, el general Juste, a través de su Estado Mayor, ordena que de la compañía de cuartel general y de la compañía de Policía Militar se formen unos pelotones a tomar los objetivos señalados; entre otros: el periódico Mundo Obrero y la emisora de radio La Voz de Madrid. Recibiendo en concreto el capitán Pascual Gálvez la orden de secuestrar el periódico Mundo Obrero. Esta orden está dada por el general Juste, y a través del comandante Pardo se comunica a los pelotones la orden de salida. Llegado el momento de poner en marcha los vehículos, sale el pelotón destinado a La Voz de Madrid, primero, y cuando mi representado se dirige al Estado Mayor a informar de la salida recibe contraorden, a través del comandante Pardo Zancada, pues los objetivos señalados corresponden su ocupación al regimiento Saboya número 6. Sobre las 8.30 a nueve de la noche, el general Juste ordena no salir de los acuartelamientos y pasar a la situación de Diana dos.

Sobre las doce de la noche, el comandante Pardo Zancada manifiesta a mi representado su propósito de salir con una columna y dirigirse al Congreso, invitando al capitán Pascual Gálvez a unirse a él con el personal franco de servicio, a lo que el capitán Pascual Gálvez dio su conformidad.

Mi representado prepara, igual que hizo a las siete de la tarde, al igual que el capitán Alvarez Arenas, su compañía, compuesta por catorce vehículos en total, y de la que el capitán Pascual Gálvez manda a 45 hombres de su compañía de cuartel general (la plantilla de una compañía de fusiles motorizada es de 210 hombres), perteneciendo el resto a la compañía de Policía Militar.

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La columna, en su camino hacia el Congreso, se cruza con la Policía Militar de Capitanía, pasa por delante de la propia Capitanía, se dirige al Congreso, cruza, porque le facilitan el paso, los cordones de seguridad que rodean el Congreso, permaneciendo estacionados delante del mismo, en la carrera de San Jerónimo, durante más de una hora, sin que ninguno de los múltiples oficiales -generales, jefes y oficiales- que allí había, entraban y salían del Congreso en ningún momento les ordenaran regresar.

Sobre las 4.30 de la madrugada llega al Congreso el coronel San Martín, acompañado del teniente coronel Bonelli, de Capitanía General, quienes transmiten un mensaje regio, recibido a través del comandante Muñoz Grandes, ayudante de su majestad el Rey. Tras entrevistarse con el comandante Pardo Zancada, éste manifiesta su voluntad de quedarse y ofrece al capitán Pascual Gálvez la oportunidad de irse o quedarse, optando mi representado por quedarse en base a las siguientes razones:

1ª Porque el coronel San Martín en ningún momento ordenó la salida.

2ª Porque si allí ha entrado con honor y patriotismo -extremos estos reconocidos en el mensaje regio-, la salida debía efectuarse en razón de dichos extremos, considerando que no era aquel el momento más oportuno, pues el concepto que de los términos de honor y patriotismo tiene mi defendido le exigía permanecer en el Congreso hasta que su unídad y el resto de las fuerzas allí presentes lo abandonaran, como así fue».

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