Cartas al director

Comparaciones odiosas

En el editorial del pasado 16 de agosto de 1981, que comparto, se compara con "vulgares delincuentes habituales" a los golpistas del 23-F porque en sus declaraciones hay contradicciones e inculpaciones a terceros. Entiendo que tal comparacion se ha hecho con cierta ligereza, relultando 'por ello poco válida y en perjuicio de los "delincuentes".En efecto, cualquiera que tenga algo que ver con el mundo de la delincuencia sabe que para todo ,delincuente es un principio ético (que además se suele respetar) el "comerse solito el marrón" cuando se ha sido pillado in fraganti. Eso de "endilgar...

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En el editorial del pasado 16 de agosto de 1981, que comparto, se compara con "vulgares delincuentes habituales" a los golpistas del 23-F porque en sus declaraciones hay contradicciones e inculpaciones a terceros. Entiendo que tal comparacion se ha hecho con cierta ligereza, relultando 'por ello poco válida y en perjuicio de los "delincuentes".En efecto, cualquiera que tenga algo que ver con el mundo de la delincuencia sabe que para todo ,delincuente es un principio ético (que además se suele respetar) el "comerse solito el marrón" cuando se ha sido pillado in fraganti. Eso de "endilgarse el muerto" está proscrito por el código moral de los llamados "delincuentes". Y ello como pura constatación sociológica y al margen de todo juicio de valor.

Así pues, de "vulgares deliricuentes habituales", nada; ni siquiera eso, con perdón de los delincuentes.

En otro orden de cosas, y con relación igualmente a las declaraciones de los "bananeros", hay algo que me deja perplejo: en algún momento, Tejero deja caer, que su acción no estaba dirigida contra España, ni contúa el Rey, ni contra la democracia, ni contra la Constitución... ¿Entonces? Sólo queda que el asalto fuese contra extraterrestres invisibles infiltrados en el Palacio del Congreso.

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En fin: siguiendo el "vacile de los golpistas, yo les condenaría a treinta, años de cárcel, sin otro entretenimiento que el de asaltar congresos con soldaditos de plomo; al final, claro, les diría que no se enfadasen, que todo había sido una broma. Espero, no obstante, que los jueces tengan para el caso de autos menos sentido del humor".

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