Tribuna:

La nueva izquierda africana

El golpe de Estado del jueves en el pequeño Estado de Gambia patentiza la incapacidad de la nueva izquierda africana para generar movimientos de masas, viéndose abocada a intentar la vía del golpismo para llevar a cabo las transformaciones revolucionarlas que propugna.Los acontecimientos de Banjul no son sino la continuación de un proceso que se inició con el golpe del teniente Rawlings en Ghana, en el verano de 1979, y tuvo su continuación en Liberia, con el golpe del sargento Samuel Doe, en la primavera del pasado año. Ambos golpes, propugnados o apoyados por esa...

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El golpe de Estado del jueves en el pequeño Estado de Gambia patentiza la incapacidad de la nueva izquierda africana para generar movimientos de masas, viéndose abocada a intentar la vía del golpismo para llevar a cabo las transformaciones revolucionarlas que propugna.Los acontecimientos de Banjul no son sino la continuación de un proceso que se inició con el golpe del teniente Rawlings en Ghana, en el verano de 1979, y tuvo su continuación en Liberia, con el golpe del sargento Samuel Doe, en la primavera del pasado año. Ambos golpes, propugnados o apoyados por esa nueva izquierda académica y no populista, costaron la vida a cuatro antiguos jefes de Estado (los generales Acheampong, Afriffa y Akuffo, en Ghana, y William Tolbert, en Liberia).

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La similitud entre los golpes de Liberia y Gambia es especialmente acusada, pues ambos fueron inspirados por un movimiento panafricanista y marxista en el que se integran jóvenes economistas y politólogos del Africa occidental anglófona: el Movimiento para la Justicia en Africa (Moja).

Los nuevos radicales no lo tienen nada fácil. En Ghana, Jerry Rawlings sólo se mantuvo en el poder unos meses, cediéndolo después a un Gobierno civil de centro-Izquierda. En Libería, donde la existencia de un antiguo dominio oligárquico prestó una amplia base popular al golpe, el sargento Doe y los hombres del Moja y el PPP se han visto obligados a aceptar una discreta presencia militar norteamericana, después de unos cortos escarceos con los cubanos.

En Gambia, los grupos ligados al Moja: el Partido de Liberación Nacional, de Park Cheyassin Secka, y el Partido Socialista Revolucionario, que sufrieron un sonoro descalabro en las elecciones de 1977, han utilizado el descontento por las subidas de precios para impulsar a la gendarmería a hacerse con el poder.

En su contra, la evidencia de que Gambia es uno de los pocos países de Africa que no aparece en las listas de violación de derechos humanos de Amnistía Internacional, y la de que su presidente, sir Dauda Jauara, ha convocado periódicamente elecciones libres a las que también han concurrido partidos de todas las ideologías.

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