"No se deben crear alarmas innecesarias", según el director general de Salud Pública

«Garantizar la ausencia de riesgos y el valor nutritivo de la alientación es una labor conjunta del Gobierno», ha declarado a EL PAIS Luis Valenciano, quien, como director general de Salud Pública, participa en la nueva comisión interministerial que hoy se reúne para revisar la situación de la Administración central en materia de ordenación alimentaria y fijar criterios de inspección y controI.Esta comisión está compuesta por representantes de los ministerios de Trabajo. Sanidad y Seguridad Social, Agricultura, Industria, Economía y Comercio y Hacienda.

Según el doctor Valenciano, «prob...

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«Garantizar la ausencia de riesgos y el valor nutritivo de la alientación es una labor conjunta del Gobierno», ha declarado a EL PAIS Luis Valenciano, quien, como director general de Salud Pública, participa en la nueva comisión interministerial que hoy se reúne para revisar la situación de la Administración central en materia de ordenación alimentaria y fijar criterios de inspección y controI.Esta comisión está compuesta por representantes de los ministerios de Trabajo. Sanidad y Seguridad Social, Agricultura, Industria, Economía y Comercio y Hacienda.

Según el doctor Valenciano, «problemas como éste de la intoxicación por aceite adulterado no deberían ocurrir, pero una vez que se presentan hay que atajarlos». Insiste también en la necesidad de que toda la población se conciencie, pero «sin crear para ello alarmas o angustias innecesarias. Lo único que perseguimos es caracterizar exactamente qué pone en marcha la enfermedad y la reacción que tiene lugar en el organismo. Hemos señalado los productos tóxicos del aceite, pero ninguno explica suficientemente la sintomatología».

A propósito de las secuelas del envenenamiento por aceite de colza desnaturalizado, el director general de Salud Pública estima que no está probado aún que se trate de una «toxicidad crónica». Añade que, de acuerdo con el seguimiento de los enfermos, algunos presentan síntomas de una enfermedad duradera, pero que puede culminar en una recuperación total. «La mayor parte de los afectados sana paulatinamente, y muchos de los que reingresan han seguido consumiendo productos posiblemente contaminados por el aceite, como conservas o matanzas».

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