Editorial:

Cuarenta millones de muertos

EL PAIS da hoy a la publicidad (véanse páginas de Sociedad) el manifiesto de los 52 hecho público ayer en las principales capitales de Occidente: un alegato suscrito por medio centenar de premios Nobel contra el hambre y el subdesarrollo. En las postrimerías del siglo XX aún perecen por hambre cuarenta millones de personas por año. Un holocausto sin posible parangón que acompaña férreamente la historia de la humanidad y que parece dejar insensible a la opinión pública, a los Gobiernos, que estos destacados intelectuales pretenden despertar.Que en un mundo altamente intercomunicad...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

EL PAIS da hoy a la publicidad (véanse páginas de Sociedad) el manifiesto de los 52 hecho público ayer en las principales capitales de Occidente: un alegato suscrito por medio centenar de premios Nobel contra el hambre y el subdesarrollo. En las postrimerías del siglo XX aún perecen por hambre cuarenta millones de personas por año. Un holocausto sin posible parangón que acompaña férreamente la historia de la humanidad y que parece dejar insensible a la opinión pública, a los Gobiernos, que estos destacados intelectuales pretenden despertar.Que en un mundo altamente intercomunicado se sepa fiablemente que millones de semejantes perecen cada mes por desnutrición y que no se conmuevan las conciencias es el fiel reflejo del creciente triunfo de la insolidaridad entre los hombres. Como ha afirmado Pertini, el venerable presidente italiano, en respuesta a esta iniciativa del Partido Radical de su país, esta continua matanza de inocentes es una condena que pesa sobre la conciencia de todo hombre de Estado. También sobre las de unos ciudadanos particulares incapaces de desentrañar la lección de tan crueles estadísticas. En plena revolución microelectrónica ya ni siquiera existen los Hamsum o Steinbeck que canten en sus novelas toda la humillación del hombre carente de sustento, como nadie ha recogido la antorcha de Josué de Castro para seguir dibujando y mostrando la geografía del hambre.

Más información

En cualquier caso, en poco ha de tenerse esta civilización si desdeña el principal problema de la Humanidad, según estimaciones de los organismos internacionales, las Iglesias y la nómina de los Nobel vivos. Y un problema solucionable, si verdaderamente las naciones ricas abrieran los ojos ante los desheredados de la tierra.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

La experiencia indica que de poco va a servir este aldabonazo de los 52. La mayor y más continuada matanza de la historia proseguirá su carrera en los años de la lanzadera del espacio y la bomba de neutrones. Pero esos cuarenta millones de muertos anuales por hambre acabarán fracturando, antes o después, la débil e insolidaria estructura moral de los hombres y mujeres de este siglo. Es lo que los 52 Nobel nos quieren decir.

Archivado En