Por primera vez, los comunistas en un Gobierno de la CEE

El nuevo gabinete, un mal precedente para Europa occidental

La presencia de ministros comunistas en el Gobierno francés es un mal precedente para Europa occidental, según fuentes oficiosas de la Alianza Atlántica. Portavoces oficiales se negaron a comentar el acontecimiento, alegando la tradicional política de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de no interferir en los asuntos internos de los países miembros.Las mismas fuentes oficiosas se mostraron escépticas en cuanto a la declaración conjunta Partido Socialista-Partido Comunista sobre política exterior. El partido de Georges Marchais, explicaron, se mostró comprensivo c...

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La presencia de ministros comunistas en el Gobierno francés es un mal precedente para Europa occidental, según fuentes oficiosas de la Alianza Atlántica. Portavoces oficiales se negaron a comentar el acontecimiento, alegando la tradicional política de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de no interferir en los asuntos internos de los países miembros.Las mismas fuentes oficiosas se mostraron escépticas en cuanto a la declaración conjunta Partido Socialista-Partido Comunista sobre política exterior. El partido de Georges Marchais, explicaron, se mostró comprensivo cuando la Unión Soviética invadió Afganistán, y no hay razón para concederle más credibilidad ahora que hace un año.

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Los medios aliados no temen la presencia de comunistas en el Gobierno de François Mitterrand, en lo que se refiere a la actividad que puedan desplegar en el Gabinete Mauroy, porque estiman que los resultados electorales permiten al PS "marcar las líneas del juego" sin tener que plegarse a las exigencias del PCF. El problema esencial lo plantea el símbolo. La Alianza Atlántica se ha mostrado siempre radicalmente contraria a la entrada de comunistas en los Gobiernos de los países miembros de la OTAN; y el presidente francés es tanto o más peligroso desde el momento en que Estados Unidos y sus aliados no pueden adoptar formalmente ninguna medida contra Francia, dado que es un país que no forma parte del mando militar integrado y no tiene acceso a los altos secretos militares.

Además, tanto Norteamérica como los demás países de Europa occidental, han colaborado extraordinariamente en los últimos años con la política de defensa de Francia, país que dedica un alto porcentaje de su presupuesto nacional al capítulo militar. Difícilmente Bruselas podrá arremeter ahora contra el nuevo Gobierno, que además piensa continuar esa política.

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