Cartas al director

Silencio contra el terrorismo

Con pena y vergüenza leo en su periódico el viernes 8 de mayo, en muy dolorosas circunstancias, la carta firmada por un grupo de quince mujeres de militares. Siento profundamente, como persona y española, los asesinatos producidos por las bandas asesinas de ETA y demás grupos terroristas, que han tenido su principal objetivo en las Fuerzas Armadas. Sé que el terrorismo es una lacra social, cuya solución requiere la colaboración de todo el pueblo español.Pena y vergüenza he sentido cuando hoy contrastaba la lectura de la citada carta con la emoción que he experimentado en la calle durante los d...

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Con pena y vergüenza leo en su periódico el viernes 8 de mayo, en muy dolorosas circunstancias, la carta firmada por un grupo de quince mujeres de militares. Siento profundamente, como persona y española, los asesinatos producidos por las bandas asesinas de ETA y demás grupos terroristas, que han tenido su principal objetivo en las Fuerzas Armadas. Sé que el terrorismo es una lacra social, cuya solución requiere la colaboración de todo el pueblo español.Pena y vergüenza he sentido cuando hoy contrastaba la lectura de la citada carta con la emoción que he experimentado en la calle durante los dos minutos de silencio. Sé que con esta acción cívica no va a desaparecer el terrorismo. Lo único que se buscaba era manifestar una postura de solidaridad con las víctimas del terrorismo.

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Esta no es la solución milagrera y, por supuesto, tampoco lo es la crítica visceral a los líderes de los cuatro grandes partidos, elegidos libremente por la mayoría del pueblo español.

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Por otra parte, nadie ha querido valorar con dos minutos la vida de las víctimas: sólo se mostraba el respeto hacia ellas. Respeto que otras personas no se han dignado conceder e incluso lo han negado con el mayor de su desprecio.

Yo tengo esperanza en que sin gritos, con voluntad pacífica, moviéndonos en el marco constitucional, se llegará a la convivencia en paz y libertad. Los gritos de esos incontrolados que aprovechan las ocasiones más dolorosas para su fin propio desprecian el orden establecido, injurian al Rey y boicotean los movimientos ciudadanos de rechazo del terrorismo. Yo creo que es posible la paz.

Con esta carta quiero manifestar que, siendo mujer de un jefe del Ejército, salí con mis hijos a la calle y en esos recogidos minutos vi gente llorar, rezar o simplemente permanecer en un emotivo silencio./ (mujer de un teniente coronel).

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