La amenaza de huelga general planea otra vez sobre Polonia

El máximo organismo directivo de la confederación sindical libre polaca Solidaridad (KPP) anunció en la mañana de ayer sus consignas para iniciar una huelga de advertencia de cuatro horas, el próximo viernes, y una general en todo el país, el martes día 31, si antes las autoridades no esclarecen los acontecimientos represivos de Bydgoszcz.

Asimismo, la Comisión Nacional de Coordinación (KPP) decidió crear un comité nacional de huelga, compuesto por once miembros, presididos por Lech Walesa, quien aseguró en la mañana de ayer, después de su derrota en la madrugada por los partidarios...

El máximo organismo directivo de la confederación sindical libre polaca Solidaridad (KPP) anunció en la mañana de ayer sus consignas para iniciar una huelga de advertencia de cuatro horas, el próximo viernes, y una general en todo el país, el martes día 31, si antes las autoridades no esclarecen los acontecimientos represivos de Bydgoszcz.

Asimismo, la Comisión Nacional de Coordinación (KPP) decidió crear un comité nacional de huelga, compuesto por once miembros, presididos por Lech Walesa, quien aseguró en la mañana de ayer, después de su derrota en la madrugada por los partidarios de una «acción contundente», que se llamaría a la huelga general si el Gobierno decreta el estado de excepción o de sitio.

El KPP estuvo reunido durante toda la tarde de ayer en Bydgoszcz para tratar sobre las modalidades de las huelgas de advertencia y general anunciadas. Asimismo, estudió la negociación prevista hoy con el viceprimer ministro y encargado de cuestiones sindicales, Mieczyslaw Rakowski.

La reunión del KPP duró hasta las cuatro de la madrugada (hora de Madrid) de ayer, en un ambiente calificado unánimemente como tumultuoso, donde se rechazó por ligera mayoría una moción de Lech Walesa, que abandonó malhumorado la sala de reuniones, después de dieciséis horas de asamblea.

La reunión, a pesar de que casi todos los oradores del KPP se mostraron partidarios de la huelga, significó de nuevo el distanciamiento entre la presidencia de Solidaridad y los diversos sindicatos regionales (MKZ) que componen la confederación sindical, mucho más radicales en sus planteamientos que la dirección.

Ante la eventualidad de la proclamación del estado de excepción y la consiguiente huelga general, el KPP ordenó a los MKZ que trasladen sus cuarteles generales a las fábricas. Así lo hizo ya el sindicato libre de Varsovia, Mazowsze, que se estableció en la fábrica de tractores de Ursus, fuente de los desórdenes de 1976.

Numerosos delegados reclamaron también el esclarecimiento total de lo ocurrido en Bydgoszcz el pasado jueves, la legalización del sindicato campesino Solidaridad Rural y el libre acceso del sindicato libre a los medios de comunicación.

Las intervenciones de los consejeros de Solidaridad fiieron más moderadas. Así, Tadeusz Mazowiecki, influyente periodista, descartó una huelga general ilimitada, como pretendían algunos delegados, «porque entrañaría una confrontación total y ciertas fuerzas llamarían a la ayuda exterior».

Por su parte, Rakowski declaró que «las reivindicaciones políticas» de ciertos dirigentes locales de Solidaridad, alusión al papel de los MKZ, son «imposibles», y dejó entender la posibilid,ad de colocar a Polonia al borde de la guerra civil.

Ante la gravedad de la situación, la presidencia (colegiada) del Estado convocó ayer coi, carácter de urgencia al Parlamento (Sejm) para una reunión el próximo lunes, víspera de la anunciada huelga general, si antes no hay un arreglo satisfactorio entre obreros y autoridades.

Mientras tanto, prosiguen las maniobras del Pacto de Varsovia Soyuz 81 (Unidad 81) en suelo polaco. Ayer, la televisión checoslovaca transmitió imágenes de las mismas y dio a entender, como afirmaron el pasado lunes expertos norteamericanos, que se simularon ejercicios con armas atómicas.