Tribuna:

La Bolsa ignoró lo que ocurría en la calle

La Bolsa se ha colocado, probablemente de forma voluntaria, a espaldas de la realidad que convulsionaba al país desde la tarde del lunes pasado, cuando el Gobierno, junto con el resto de los miembros del Congreso de los Diputados, fueron secuestrados por las fuerzas de la Guardia Civil, bajo el mando del teniente coronel Tejero, en el propio palacio del Congreso.En la sesión de apertura de la tanda, cuando todo el mundo esperaba un posicionamiento del mercado de valores, probablemente a favor del golpe, la Bolsa no se inmutó. Continuaron las trayectorias discretamente positivas de la mayor par...

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La Bolsa se ha colocado, probablemente de forma voluntaria, a espaldas de la realidad que convulsionaba al país desde la tarde del lunes pasado, cuando el Gobierno, junto con el resto de los miembros del Congreso de los Diputados, fueron secuestrados por las fuerzas de la Guardia Civil, bajo el mando del teniente coronel Tejero, en el propio palacio del Congreso.En la sesión de apertura de la tanda, cuando todo el mundo esperaba un posicionamiento del mercado de valores, probablemente a favor del golpe, la Bolsa no se inmutó. Continuaron las trayectorias discretamente positivas de la mayor parte de los valores que se contrataban, y la única muestra apreciable de la tensión que se vivía en la calle fue la escasa asistencia de público y los corros que se formaban en torno a los asistentes a las reuniones que habían tenido la previsión de acudir a los parqués provistos de transistores.

Aparte de esto, y a pesar de ser conocido el hecho de que la Bolsa madrileña había recibido instrucciones para iniciar las operaciones sólo un cuarto de hora antes de las diez de la mañana, los inversores no dieron muestras aparentes de mayor nerviosismo. Es cierto que existía una consigna, probablemente emanada de las autoridades económicas, para que los mercados de valores no experimentasen unas convulsiones excesivas. Pero no es menos cierto que, aparentemente, los vendedores no acudieron en forma masiva a los parqués, y que, por el contrario, los operadores a corto se aplicaron con decisión a tomar los picos vendedores que restaban al cierre de la sesión del martes.

El apoyo oculto, o al menos las previsiones de actuación sobre el mercado para impedir oscilaciones bruscas en las cotizaciones, estuvo flotando en el ambiente en la primera parte del ciclo, pero, a pesar de ello, no se vieron posturas definidas hasta el viernes, cuando la especulación apostó de una manera decidida por la materialización de las plusvalías generales, con lo que las Bolsas presentaron un cierre semanal poco esperanzador.

A lo largo de todo el ciclo se mantuvo la trayectoria positiva del mercado madrileño, fundamentalmente en base a la resistencia a la baja que vinieron manifestando los valores punteros del grupo bancario. En el resto de las cotizaciones se observó una acusada falta de rumbo definido, si bien el saldo que arrojan los valores con mayor peso específico en los índices fue favorable.

En este mercadillo se mantuvo inmutable la negociación activa, e incluso funcionó por primera vez en la historia de la negociación institucional de estos activos la «demanda conocida».

En concreto, existieron solicitudes a lo largo de todo el cielo por sesenta millones de pesetas, al 13,25%, sobre efectos de 1.250.000 pesetas de valor nominal, con vencimientos comprendidos entre los quince y los sesenta días.

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