Cartas al director

El golpe de Estado

Numerosas cartas han llegado a la dirección de EL PAIS sobre el golpe de Estado. Esta primera selección intenta recoger las variadas reacciones que los hechos del día 23 de febrero suscitaron en nuestros lectores.

¡Bravo por EL PAÍS! Mi más sincero recohocimiento por la clarif icadora, temprana y valiente deflnición de EL PAÍS sobre el bochornoso intento de golpe de Estado en nuestro país. En la situación confusa de la tarde del 23 de febrero, fue una inyección de ánimo muy grande escuchar por la radio un editorial decidido, tomando una postura clara en favor de la Constitución ante...

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Numerosas cartas han llegado a la dirección de EL PAIS sobre el golpe de Estado. Esta primera selección intenta recoger las variadas reacciones que los hechos del día 23 de febrero suscitaron en nuestros lectores.

¡Bravo por EL PAÍS! Mi más sincero recohocimiento por la clarif icadora, temprana y valiente deflnición de EL PAÍS sobre el bochornoso intento de golpe de Estado en nuestro país. En la situación confusa de la tarde del 23 de febrero, fue una inyección de ánimo muy grande escuchar por la radio un editorial decidido, tomando una postura clara en favor de la Constitución antes de conocerse realmente si los golpistas serían o no secundados. EL PAÍS se comprometió públicamente antes que nadie en denunciar el hecho, y las circunstancias que lo hicieron posible, pedir medidas contundentes contra los responsables y animar a la población para que estuviera alerta en defensa de la democracia. Tan importante es hacer llamamientos que eviten actos irresponsables como apelar a una serenidad entre la población, que se puede entendeicomo pasividad si no se añade que ha de ir acompañada de la firme voluntad de esa población de oponerse a las tenebrosas intenciones de los «salvapatrias» de siempre.

Creo que vuestra postura valiente levantó la moral a muchos que escuchábamos la radio con rabia e impotencia. Tristemente, muchos no nos sorprendimos demasiado de que se produjera esto. Hasta ahora, los poderes públicos no han demostrado su capacidad (¿o ganas?) de evitar estos actos. Quizá esta sea su última oportunídad de hacerlo. De nuevo, bravo por vuestro editorial de la nefasta tarde del 23 de febrero.

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