Entre el poder civil y el militar

La Guardia Civil fue creada por reales decretos de 28 de marzo y 13 de mayo de 1844. Narváez fue el precursor, aunque su verdadero organizador y fundador fue el segundo duque de Ahumada. Las órdenes iban firmadas por el presidente del Gobierno de Isabel II, González Bravo y por el general Narváez.La Guardia Civil, que tiene sus antecedentes en las hermandades y más directamente en la Santa Hermandad creada por los Reyes Católicos, nacía dependiendo del Ministerio de la Guerra en lo concerniente a organización, personal, disciplina, material y sueldos, y del Ministerio de la Gobernación ...

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La Guardia Civil fue creada por reales decretos de 28 de marzo y 13 de mayo de 1844. Narváez fue el precursor, aunque su verdadero organizador y fundador fue el segundo duque de Ahumada. Las órdenes iban firmadas por el presidente del Gobierno de Isabel II, González Bravo y por el general Narváez.La Guardia Civil, que tiene sus antecedentes en las hermandades y más directamente en la Santa Hermandad creada por los Reyes Católicos, nacía dependiendo del Ministerio de la Guerra en lo concerniente a organización, personal, disciplina, material y sueldos, y del Ministerio de la Gobernación en sus movimientos y servicio peculiar.

En julio de 1844 el duque de Ahumada comienza la recluta de sus hombres y el, 10 de octubre presentaba los primeros 2.330 guardias civiles.

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La Guardia Civil ha tenido parte activa en los más importantes procesos históricos de nuestro país. En 1931, con la proclamación de la República, la Guardia Civil dio pruebas de neutralidad política, con lo que, siguiendo la tradición de casi un siglo de historia, no ofrecía resistencia al poder legítimamente constituido.

Al estallar la guerra civil en 1936, las dotaciones de la Guardia Civil de zonas clave como Madrid, Barcelona y Valencia hicieron fracasar en estas regiones la sublevación militar.

Después de la guerra y por una ley de marzo de 1940 quedaron fusionados los cuerpos de Carabineros y de la Guardia Civil. Durante la posguerra el cuerpo fue dedicado, entre otros cometidos, a la represión del maquis.

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La dualidad de su dependencia orgánica se mantiene en la posguerra al regirse por dos reglamentos: el militar, aprobado por el Ministerio del Ejército en 1942, y el de servicio, aprobado por el Ministerio de la Gobernación en 1943.

En la Ley Orgánica 6/1980 de 1 de julio, por la que se regulan los criterios básicos de la defensa nacional y la organización militar, esta dualidad se mantiene en el artículo 38, que dice que «en tiempo de paz, el cuerpo de la Guardia Civil dependerá Ministro de Defensa en el cumplimiento de las misiones de carácter militar que, por su naturaleza, se le encomienden, y del ministro del Interior en el desempeño de las funciones relativas al orden y la seguridad pública

Precisamente fue esta ley la que en abril del año pasado provocó la polémica sobre si la Guardia Civil iba a seguir siendo o no un cuerpo militar. El malpstar surgió al aprobar el Pleno del Congreso un texto en el que se suprimía la referencia expresa al carácter de la Guardia Civil como cuerpo militar que forma parte del Ejército de Tierra.

El 13 de abril se desencadenó una crisis política a raíz de unas declaraciones del entonces director general de la Guardia Civil, teniente general Pedro Fontenla, a La Vanguardia, en las que manifestaba que el Congreso había dado «un golpe bajo que la Guardia Civil no se merece», si bien al día siguiente rectificó diciendo que había llegado a la conclusión de que la Guardia Civil «sigue siendo un cuerpo militar y que lo seguirá siendo en el futuro».

El día 18 de abril el teniente general Pedro Fontenla era destituido, al tiempo que se nombraba para ocupar su cargo de director general al general de división José Aramburu Topete. El acto de su toma de posesión estuvo presidido por la impronta militar, tanto en el conjunto del escenario como en los más pequeños detalles: desde el uniforme militar con que acudieron al acto el vicepresidente primero del Gobierno y el ministro del Interior (el teniente general Ibáñez Freire, entonces), pasando por la afirmación expresa del nuevo responsable de la Benemérita y del subdirector general del Cuerpo de que la Guardia Civil tiene carácter militar, para finalizar con el discurso de Gutiérrez Mellado que concluyó con el grito de: «iViva el Ejército!»

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