Argelia, preocupada por su futuro energético

Argelia intenta actualmente definir las líneas centrales de una nueva política energética, con vistas a un futuro no lejano, en el que podría ver extinguidas sus reservas de hidrocarburos y gas natural. Según se desprende de las discusiones que tienen lugar esta semana ante el Comité Central del Frente de Liberación Nacional argelino, sus ejes principales se articulan en tomo a una explotación mesurada de sus yacimientos, así como de la dependencia que este país tiene, de sus exportaciones de crudo y gas natural, para cumplir su próximo plan quinquenal de 1981.El actual equipo dirigente ar...

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Argelia intenta actualmente definir las líneas centrales de una nueva política energética, con vistas a un futuro no lejano, en el que podría ver extinguidas sus reservas de hidrocarburos y gas natural. Según se desprende de las discusiones que tienen lugar esta semana ante el Comité Central del Frente de Liberación Nacional argelino, sus ejes principales se articulan en tomo a una explotación mesurada de sus yacimientos, así como de la dependencia que este país tiene, de sus exportaciones de crudo y gas natural, para cumplir su próximo plan quinquenal de 1981.El actual equipo dirigente argelino reprocha a sus predecesores el no haber tenido en cuenta que los recursos energéticos del país podían extinguirse en un plazo que, a menos de hipotéticos descubrimientos, no excederá los veinte años, en lo que concierne al petróleo. Las reservas conocidas de crudo argelino se elevan a 1.340 millones de toneladas y las de gas natural a unos 3,6 billones de metros cúbicos.

Al margen de los recursos citados, Argelia cuenta con unas reservas de 43.000 millones de toneladas de carbón, así como importantes yacimientos de uranio. Por el contrario, el potencial hidroeléctrico de este país sólo contribuye en un 10% de la producción de electricidad.

La utilización de la energía nuclear y la posibilidad de aprovechamiento de los recursos geotérmicos y de energía solar está siendo barajada, actualmente, por los expertos, quienes consideran que sería aberrante no sacar partido de las 28.000 toneladas de mineral de uranio que tiene el país.

En lo que concierne al petróleo, los argelinos entienden ahora explorar sistemáticamente el subsuelo del país, gracias al aporte financiero y tecnológico de los clientes tradicionales, a los que se le garantiza un sustancial, porcentaje de los descubrimientos eventuales. De 1970 a 1978, los hallazgos de yacimientos rentables han sido muy escasos, siendo los más importantes un yacimiento de veintidós millones de toneladas de crudo, localizado en 197 1, otro de doce millones, en 1974, y el más reciente, de 4,5 millones de toneladas, en 1978. Estos resultados son considerados como poco importantes y, en todo caso, no representan un potencial susceptible de modificar la política de moderación de la explotación petrolífera.

Para mejorar el rendimiento de los yacimientos actuales, los expertos a que sigue recurriendo Argelia preconizan el empleo de técnicas avanzadas de recuperación, de manera a suprimir el sistema de quemado en torchera de unos 10.000 millones de metros cúbicos anuales de gas, procedente de las unidades de extracción de crudo. El gas natural asociado al petróleo representa, en cuanto a reservas conocidas, un potencial de cerca de 500.000 millones de metros cúbicos, no explotado en la actualidad.

En los próximos años, Argelia entiende, también, aumentar sus exportaciones de condensado (elemento energético asociado al gas natural) así como de gas de petróleo licuado (GPL). Al término de los trabajos que vienen realizándose actualmente para incrementar las capacidades de tratamiento y evacuación, cuya fase final debe alcanzarse en un par de años, este país se estima capaz de exportar una media de dieciséis millones de toneladas anuales de condensado y de cuatro millones de toneladas de GPL.

Evitar la monoproducción

La condición de «mono-exportador» de energía representa para los argelinos un peligro que debe ser salvado antes de que se agoten sus recursos. Para ello, los objetivos estratégicos se dirigen en varias direcciones: a nivel interno, en un reajuste de las capacidades industriales y una mayor sensibilización ,en favor del ahorro de energía, y a nivel exterior en una enconada batalla en defensa de un aumento progresivo de los precios del gas natural y el crudo, para garantizar una disminución de las exportaciones, sin que se sangre el volumen de entrada de divisas.

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