Cartas al director

El terremoto italiano

El terremoto que el día 23 de noviembre ha destrozado vastas zonas del territorio italiano tendrá en la historia de Italia un doble significado.Por una parte, las repercusiones de orden social y económico por el terrible daño que ha causado a la población que en estas zonas vivía, y, por otra parte, los efectos políticos que tal desastre provoca en la sociedad entera.

La incapacidad de organizar a tiempo un servicio de socorro civil en momentos de desastre natural (se han visto los retrasos imperdonables de la asistencia gubernativa en las zonas del desastre) ha dado un nuevo golpe a la...

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El terremoto que el día 23 de noviembre ha destrozado vastas zonas del territorio italiano tendrá en la historia de Italia un doble significado.Por una parte, las repercusiones de orden social y económico por el terrible daño que ha causado a la población que en estas zonas vivía, y, por otra parte, los efectos políticos que tal desastre provoca en la sociedad entera.

La incapacidad de organizar a tiempo un servicio de socorro civil en momentos de desastre natural (se han visto los retrasos imperdonables de la asistencia gubernativa en las zonas del desastre) ha dado un nuevo golpe a la credibilidad de un Estado cuyos órganos institucionales (altas magistraturas, ministros, altos cargos del Ejército) se hallan implicados en todo tipo de escándalo; la expresión de la desconfianza de la gente común en las instituciones representativas del Estado está en el hecho de que la solidaridad a la población víctima del terremoto se organiza a través de redes paralelas a las del Estado, o sea, a través de los sindicatos, a través de la Cruz Roja, a través de organizaciones sociales que han dado prueba de honradez. Así, se entregan donativos a aquellas entidades que demuestran con claridad que la ayuda dada va a parar a manos necesitadas y no, como ha sucedido en momentos parecidos, durante el terremoto de Belice o de Friuli, cuyos efectos destructivos no han sido todavía borrados, existiendo aún un gran número de personas que vive en chabolas de metal, esperando que el Gobierno les construya una casa (ya pagada con financiamientos estatales) decente. Y es, sobre todo, por el recuerdo de estos hechos que la gente desconfía de la capacidad de este Estado de solucionar los grandes problemas que la reconstrucción de las zonas del desastre supone, sin que intervengan en esta obra las acostumbradas «desviaciones de fondos públicos».

En este clima de desconfianza social en el poder público, el mayor acusado es la Democracia Cristiana y la gestión política de los últimos treinta años; con ello se pone en entredicho que sea ella el motor de la reconstrucción; de ahí, nace el cambio de estrategia política del Partido Comunista italiano, que entiende dirigir esta fase de la vida política italiana. /

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