La Conferencia de Madrid debe "reforzar la paz", afirma Wojtyla

Juan Pablo II está realizando bajo una lluvia implacable, que no lo deja un minuto desde que lo recibió en Colonia el sábado pasado, un programa que los alemanes, estupefactos, han definido como «monstruoso». Y es que empieza a las siete de la mañana y termina a las doce de la noche, visitando dos ciudades al día.El papa Wojtyla, que en este clima de religiosidad austera es muy distinto de otros viajes, con menos triunfalismo hasta en sus gestos, ha insistido, en sus numerosos discursos, en algunos temas de carácter político y social de primera plana: ha defendido con fuerza la Conferencia de ...

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Juan Pablo II está realizando bajo una lluvia implacable, que no lo deja un minuto desde que lo recibió en Colonia el sábado pasado, un programa que los alemanes, estupefactos, han definido como «monstruoso». Y es que empieza a las siete de la mañana y termina a las doce de la noche, visitando dos ciudades al día.El papa Wojtyla, que en este clima de religiosidad austera es muy distinto de otros viajes, con menos triunfalismo hasta en sus gestos, ha insistido, en sus numerosos discursos, en algunos temas de carácter político y social de primera plana: ha defendido con fuerza la Conferencia de Madrid, la cual, dijo el Papa, «debe contribuir a reforzar la paz en el pleno respeto de los derechos de cada hombre y de cada pueblo, comprendida la libertad religiosa, sobre la base de los principios reconocidos en el Acta de Helsinki». He hizo votos hablando a los trabajadores, para que los frutos de la Conferencia puedan servir a «desterrar de la humanidad toda forma de imperialismo, agresión, dominio, explotación y colonialismo».

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A los representantes de las comunidades hebreas les recordó que las relaciones fraternas en Alemania, entre católicos y judíos, reciben un valor particular «por el hosco fondo de la persecución y del intento de eliminar el hebraísmo en este país».

Hablando a los trabajadores extranjeros, entre los cuales un buen número de españoles, el Papa tocó un tema que ha sido muy comentado: puso en guardia contra el recrudecimiento de la xenofobia, a la cual hay que contraponer, dijo el Papa, «un realismo concreto que sea suficientemente valiente para declarar terminada la época del desarrollo ilimitado y preparar la población alemana a una necesaria contracción de las posibilidades de vida de cada uno».

Por fin el Papa elogió con fuerza a los musulmanes que viven en Alemania, «peregrinos que desde el tiempo de Abraham se han puesto siempre en camino para buscar y encontrar al verdadero Dios».

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