Tribuna

Pedalear en Madrid: carta a un escéptico

Querido amigo: me decías en tu carta anterior que querías comprarte una bicicleta para salir de paseo los domingos, pero que eso era una cosa y otra muy distinta la que hacíamos los «locos como yo», que pedaleábamos por Madrid «habitualmente, para hacer nuestras cosas». Incluso te ibas a apuntar a la Fiesta de la Bicicleta para disfrutar durante tres horas de unas calles sin automóviles «Ecología sólo por un día».«SÍ, sí», me decías, «está claro que esta ciudad es un asco, pero es que no está hecha para ir en bici. Hay cada cuesta», me añadías para argumentar tu afirmación. Pues sí, señ...

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Querido amigo: me decías en tu carta anterior que querías comprarte una bicicleta para salir de paseo los domingos, pero que eso era una cosa y otra muy distinta la que hacíamos los «locos como yo», que pedaleábamos por Madrid «habitualmente, para hacer nuestras cosas». Incluso te ibas a apuntar a la Fiesta de la Bicicleta para disfrutar durante tres horas de unas calles sin automóviles «Ecología sólo por un día».«SÍ, sí», me decías, «está claro que esta ciudad es un asco, pero es que no está hecha para ir en bici. Hay cada cuesta», me añadías para argumentar tu afirmación. Pues sí, señor, en Madrid hay cuestas, pero no tan fuertes como tú le imaginas. Ahí está para demostrarlo la Gran Vía, con un 4% de desnivel, que es una pendiente perfectamente aceptable, para longitudes no muy largas.

Pero, claro, cómprate una bici a tu medida y con un cambio de marchas que te permita subir las cuestas con poco esfuerzo, aunque con menos velocidad. No te empeñes en comprarte esa bici «tan mona», de ruedas gruesas y pequeñas, que «parece tan cómoda»; lo que parece es una moto, y tú me has dicho que querías una bici.

Hablando de velocidad, no te fijes en el cuentakilómetros, piensa en las distancias que recorres y en el tiempo que le dedicas al automóvil. Calcula, calcula el número de kilómetros que te laces al año en tu coche (el españolito medio hace unos 15.000 kms. anuales). Suma por otro lado el número de horas de trabajo que metes. Para poder comprarte el coche, la gasolina, los seguros, las reparaciones, el garaje; añade además el tiempo que te pasas al volante en esos interminables atascos o tratando de aparcar.

Llegarás a la conclusión de que tú, hombre medio motorizado y residente en Madrid, utilizas 1.850 de tus preciosas horas para recorrer esos 15.000 kms. anuales, es decir, circulas a 8 kms/hora.

Cuando te compres la bici y te decidas a usarla como medio de transporte, circularás a 15-25 knis /hora y tendrás que dedicarle a tu máquina muy poco tiempo adicional. Pronto demostrarás a tus compañeros de trabajo que, en Madrid, dejando a un lado los cálculos anteriores, la bicicleta es un medio de transporte más rápido que el autobús o, el Metro.

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Los otros problemas que después me planteabas, ya sabes que no se pueden situar en el mismo plano que las dificultades topográficas. El peligro del tráfico, la contaminación atmosférica, el ruido, la estructura y el diseño urbanos, y la falta de una serie de servicios complementarios, como los aparcamientos para bicicletas, son el resultado del proceso histórico de construcción de la ciudad.

Esta situación hay que ir cambiándola, restringiendo el tráfico motorizado, creando carriles y pistas para bicicletas, calles en las que la velocidad y el espacio del automóvil se reduzcan para que el peatón y el ciclista sean prioritarios, aparcamientos, cruces y señalización para bicicletas y todas las medidas en favor de la bici que llevan poniéndose en práctica decididamente en el extranjero, especialmente desde 1973. Ahí están los doscientos kilómetros de vías para bicicletas de Copenhague, los 18.000 kilómetros de Alemania o los 37 kilómetros de pistas segregadas para bicis de la ciudad inglesa de Stevenage.

Pero no te escudes en que tene mos una Administración sin visión de futuro, el transporte en bicicleta es, hoy, factible en Madrid. La contaminación y el ruido no son significativamente mayores pedaleando que andando o sentado en tu automóvil, y el peligro del tráfico no es tan grande como parece, basta que circules con prudencia, especialmente hasta que aprendas los cuatro o cinco peligros del ciclista y las cuatro o cinco formas de evitarlos.

Lo que más me extraña es que afirmes que «además, en Madrid, no se puede pedalear confortablemente a causa del mal tiempo y de las distancias». Según los datos del Servicio Meteorológico Nacional, en Madrid el 96% de los días no hace un tiempo suficientemente malo como para que pienses seriamente en dejar la bici en casa. Y te vas a asombrar, según la encuesta origen-destino de Coplaco: el 94% de los viajes realizados en el área metropolitana de Madrid son de menos de diez kilómetros de longitud; la misma distancia que me asegurabas hace dos años que hacías en la ciclostatic cada mañana.

En resumen, lo que te ocurre es que no has probado a pedalear durante unos días. Te sugiero que, dejando a un lado las ventajas sociales del uso de la bici (energía, economía, espacio, recursos naturales, medio ambiente), hagas un balance individual entre los factores desfavorables (topografía, peligrosidad, contaminación, ruido, estructura urbana, falta de medidas en favor de la bicicleta) y los factores favorables del ciclismo en Madrid (clima, distancias, velocidad, economía, salud, autonomía), y a la vista de los resultados del balance, me escribas diciéndome si te unes o no al cada vez mayor número de ciudadanos que se transportan en la sencilla y bella máquina de dos ruedas.

Alfonso Sanz Alduán es miembro del Colectivo para Alternativas al Transporte.

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