Con la gaseosa en la mano

El feliz desbloqueo del proceso autonómico de Andalucía, tras ocho meses de drama y forcejeos, es, en primer lugar, un acto de estricta justicia para con el pueblo andaluz, que tan masivamente se manifestó en el referéndum del 28 de febrero pasado, con dos millones y medio de síes a favor de la vía autonómica del artículo 151.Ha sido también una constatación del desastroso enfoque autonómico aportado por el Gobierno. La «doctrina Suárez» para las autonomías ha convertido la transición en un interminable rosario de errores gubernamentales, en una sucesión de apresurados apeaderos y bajad...

El feliz desbloqueo del proceso autonómico de Andalucía, tras ocho meses de drama y forcejeos, es, en primer lugar, un acto de estricta justicia para con el pueblo andaluz, que tan masivamente se manifestó en el referéndum del 28 de febrero pasado, con dos millones y medio de síes a favor de la vía autonómica del artículo 151.Ha sido también una constatación del desastroso enfoque autonómico aportado por el Gobierno. La «doctrina Suárez» para las autonomías ha convertido la transición en un interminable rosario de errores gubernamentales, en una sucesión de apresurados apeaderos y bajadas a la cantina de las periferias, con las subsiguientes carrenllas de un Suárez presuroso, con la gaseosa en la mano, para no perder el tren. (...)

Y cuando ya no había posibilidad de retorno,. aún el Gobierno, a través del ministro Martín Villa, intentó, para salvar la cara, una zascandilesca operación, la del artículo 144, pactando con un interlocutor tan escasamente válido y tan poco serio como es ese político de tablao, chanquete y manzanilla, el mullah Rojas Marcos.

Al final, la sensatez ha prevalecido y las cosas se han hecho como deben ser, aunque con muchos meses de retraso. A pesar de ello, Andalucía está de enhorabuena.

23 de octubre