Trágica muerte de veintidós polizones dominicanos a bordo de un barco carguero panameño

La policía portuaria de Santo Domingo descubrió el viernes los cuerpos asfixiados de veintidós dominicanos, viajeros clandestinos que, escondidos en la bodega de un carguero panameño, pretendían entrar ilegalmente en Estados Unidos.La tragedia ocurrió cuando los marineros del Regina Express, ante la inspección que estaban realizando las autoridades del puerto, quienes sospechaban de tráfico de indocumentados hacia Miami, llenaron de agua el depósito de lastre, lo que provocó la muerte de los ocupantes de ese escondite.

Las autoridades ignoran si los marineros, al llenar con a...

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La policía portuaria de Santo Domingo descubrió el viernes los cuerpos asfixiados de veintidós dominicanos, viajeros clandestinos que, escondidos en la bodega de un carguero panameño, pretendían entrar ilegalmente en Estados Unidos.La tragedia ocurrió cuando los marineros del Regina Express, ante la inspección que estaban realizando las autoridades del puerto, quienes sospechaban de tráfico de indocumentados hacia Miami, llenaron de agua el depósito de lastre, lo que provocó la muerte de los ocupantes de ese escondite.

Las autoridades ignoran si los marineros, al llenar con agua la celda donde estaban recluidos los viajeros, conocían o no la existencia de los polizones en ese lugar.

Junto a los polizones que murieron por asfixia, fueron rescatados otros diez hombres jóvenes con vida, que fueron mostrados a la Prensa mientras los cuerpos de los infortunados viajeros clandestinos iban siendo depositados en un hospital de Santo Domingo, para ser identificados por sus familiares.

La tragedia ocurrió en el barco Regine Express, de matrícula panameña y propiedad de la empresa cubana Babous.

Según la versión oficial, los 32 hombres que viajaban en calidad de polizones tuvieron que pagar la suma de doscientos dólares cada uno (14.000 pesetas) para ser llevados clandestinamente a territorio norteamericano, donde pensaban que podrían trabajar y abrirse camino con más facilidad que en su país.

La inspección de las autoridades pasó inadvertida, ya que la entrada por donde habían sido introducidos los indocumentados había sido cerrada herméticamente con tornillos. El contrabando humano no fue descubierto hasta el momento en que las autoridades se disponían a bajar del barco, a punto de zarpar, y vieron como brotaba del depósito agua manchada de sangre y espuma, lo que alertó a los inspectores.

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Las autoridades mantienen el caso bajo estricta investigación, ya que supuestamente los 32 hombres, en edades de veinte a treinta años, habían sido contratados para entrar ilegalmente en territorio norteamericano por una banda de mafiosos que desde hace tiempo se dedica al tráfico humano.

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