Cartas al director

¿Es socialismo?

Los enemigos del socialismo -que son muchos- están lanzando una verdadera campaña de propaganda, a raíz de los sucesos de Polonia, para demostrar el fracaso del marxismo y la opresión que generan los «sistemas comunistas». Lo que estos sectores, y otros de la izquierda oficial, no se preguntan -porque no les interesa- es si realmente existe socialismo en Polonia. Que ciertos partidos y regímenes se etiqueten ideológicamente de determinada manera no implica que realmente sean lo que dicen ser.Videla y Pinochet nunca admitirán el carácter sanguinario y antinacional de sus sistemas, y afir...

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Los enemigos del socialismo -que son muchos- están lanzando una verdadera campaña de propaganda, a raíz de los sucesos de Polonia, para demostrar el fracaso del marxismo y la opresión que generan los «sistemas comunistas». Lo que estos sectores, y otros de la izquierda oficial, no se preguntan -porque no les interesa- es si realmente existe socialismo en Polonia. Que ciertos partidos y regímenes se etiqueten ideológicamente de determinada manera no implica que realmente sean lo que dicen ser.Videla y Pinochet nunca admitirán el carácter sanguinario y antinacional de sus sistemas, y afirmarán regir unos regímenes populares y nacionales, y algunos, como el general García Meza, de Bolivia, hablarán, para calificar su último golpe, de revolución antioligarquicayantiimperialista. Y, claro, nadie se cree que el actual régimen boliviano tenga esas coordenadas precisamente.

En Polonia hay un partido en el poder autocalificado de comunista, que encabeza un régimen en el que una casta de altos funcionarios y dirigentes de la producción acaparan unos privilegios económicos y toda capacidad de decisión y control político, al margen de los trabajadores y el pueblo. Además, subordinan las necesidades económicas, políticas y militares de su nación a las necesidades económicas, políticas y militares de la URSS. Así, pues, el pueblo trabajador polaco sufre una opresión de clase y una opresión nacional, y cualquier parecido de su situación con el modelo de poder de la comuna de París -al que Marx, a pesar de ciertas deficiencias, ponía como ejemplo-, o los soviets de 1917, es pura coincidencia. /

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