Estados Unidos completa su dispositivo de intervención rápida en el golfo Pérsico

Estados Unidos acaba de completar su dispositivo de intervención rápida en el océano Indico y en la región del golfo Pérsico, al obtener acceso a la que fue base aeronaval soviética de Berbera, en Somalia. Ocho meses después de la intervencion soviética en Afganistán, Norteamérica tiene, ahora, posibilidades de proteger eficazmente la ruta del petróleo y desalentar cualquier «aventurismo» de la URSS en la zona, según consideran en el Pentágono norteamericano.

El acuerdo alcanzado entre Somalia y Estados Unidos, que acaba de ser ultimado en Washington, culmina los esfuerzos desplegados p...

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Estados Unidos acaba de completar su dispositivo de intervención rápida en el océano Indico y en la región del golfo Pérsico, al obtener acceso a la que fue base aeronaval soviética de Berbera, en Somalia. Ocho meses después de la intervencion soviética en Afganistán, Norteamérica tiene, ahora, posibilidades de proteger eficazmente la ruta del petróleo y desalentar cualquier «aventurismo» de la URSS en la zona, según consideran en el Pentágono norteamericano.

El acuerdo alcanzado entre Somalia y Estados Unidos, que acaba de ser ultimado en Washington, culmina los esfuerzos desplegados por Estados Unidos desde comienzos de año para obtener facilidades militares en esta zona del globo.Somalia es el tercer país ribereño del océano Indico, después de Omán y Kenia, que ha aceptado poner sus instalaciones militares a disposición de las fuerzas armadas norteamericanas a cambio de una ayuda económica y militar.

Las exigencias de Somalia, que reclamaba una ayuda de 2.000 millones de dólares (140.000 millones de pesetas), y el temor de Washington de verse envuelto en el conflicto del Ogadén -territorio en litigio entre Somalia y Etiopía-, estuvieron a punto de hacer fracasar las negociaciones. Finalmente, Somalia ha accedido a «prestar» a Estados Unidos su base de Berbera -que permanecerá bajo control somalí- a cambio de una ayuda militar norteamericana de cincuenta millones de dólares (unos 3.500 millones de pesetas) en dos años.

Los expertos militares norteamericanos consideran que el acceso conseguido en la base de Berbera tiene un considerable interés logistico para el Ejército norteamericano.

Situada a 250 kilómetros al sureste de Yibuti, sobre el golfo de Aden, el puerto de Berbera está bien protegido y es capaz de albergar navíos de gran tonelaje. Antes de ser expulsados, en noviembre de 1978, los soviéticos habían completado sus instalaciones portuarias y construido una pista de aterrizaje de 4.500 metros de largo y una torre de control, que no tuvieron tiempo de concluir.

Como en el caso de Omán y de Kenia, expertos del Pentágono se trasladarán en breve a Berbera, para dirigir los trabajos de ampliación y reparación de las instalaciones. Serán necesarios a Estados Unidos varios millones de dólares para adaptar esta base somalí a las necesidades del Ejército norteamericano.

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Berbera, como el puerto de Mombasa, en Kenia, y la isla de Masirah, en Omán, permitirá a Estados Unidos organizar el apoyo logístico para sus unidades aeronavales y la fuerza de intervención rápida creada por el presidente Jimmy Carter.

La flota norteamericana, compuesta por treinta navíos -de los cuales dos son portaviones-, que patrulla permanentemente el mar de Omán desde la crisis de Irán, operaban, hasta ahora, sin ninguna base en la región. Todo el avituallamiento de esta imponente flota procede de la base de Subic Bay, en las islas Filipinas, situada a una semana de navegación de las costas de Omán.

En previsión de los acuerdos firmados con Omán, Kenia y Somalia, Estados Unidos encaminó hacia Diego García -pequeña isla bajo la jurisdicción británica, situada en el océano Indico- siete grandes buques cargueros, sobre los que se ha almacenado el material pesado de una división de 12.000 marines.

Según se señala de buena fuente en Washington, en un futuro bastante próximo estos navíos-almacén pueden ser anclados en uno de los puertos a los que tiene ahora acceso Estados Unidos. Diego García presenta el inconveniente de encontrarse a 3.700 kilómetros de la entrada del golfo Pérsico.

En caso de intervención norteamericana en la región estratégica del golfo Pérsico, el Pentágono cuenta ahora con la seguridad de tener puntos de reavituallamiento a todo lo largo de la costa del océano Indico, incluida la base francesa de Yibuti. A esto hay que añadir las facilidades que Egipto, Israel y, probablemente, Arabia Saudí no dudarían en conceder a Estados Unidos en caso de necesidad.

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