Cartas al director

El arte, más caro para españoles

En estos días en que se ultima el anteproyecto de ley del Patrimonio Histórico-Artístico, los hechos vienen a desmentir la serie de buenas intenciones manifestadas por los redactores de dicho texto. Y un ejemplo bien aleccionador es el de la adquisición en Nueva York de una obra de Picasso para Japón: los 213 millones de pesetas que ha costado al japonés el cuadro le hubiesen supuesto a un ciudadano español normal y corriente, como mínimo, sesenta millones de pesetas más. Esta lamentable realidad, que posibilita la legislación actual, no se ve solucionada con las modificaciones que introduce e...

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En estos días en que se ultima el anteproyecto de ley del Patrimonio Histórico-Artístico, los hechos vienen a desmentir la serie de buenas intenciones manifestadas por los redactores de dicho texto. Y un ejemplo bien aleccionador es el de la adquisición en Nueva York de una obra de Picasso para Japón: los 213 millones de pesetas que ha costado al japonés el cuadro le hubiesen supuesto a un ciudadano español normal y corriente, como mínimo, sesenta millones de pesetas más. Esta lamentable realidad, que posibilita la legislación actual, no se ve solucionada con las modificaciones que introduce el anteproyecto.Así, las medidas de fomento que se anuncian para ese patrimonio, como desgravaciones fiscales y ayudas financieras, y que de alguna forma se contienen en el artículo 93 del anteproyecto, quedan totalmente desvirtuadas por el apartado sexto del artículo 104, que mantiene el impuesto de lujo sobre la adquisición de obras de arte, impuesto que, desde luego, no contemplaba la ley de 1933, que el Ministerio tanto alaba.

La legislación de 1933 en materia de bienes muebles es contraria a la práctica general de los países occidentales y, por tanto, nunca ha sido considerada como una de las principales normas de defensa del patrimonio en el derecho comparado de los países desarrollados, como el Ministerio pretende hacernos creer.

Además, pretender proteger al patrimonio artístico dificultando el coleccionisnio es toda una contradicción. Patrimonio que no se enriquece, se empobrece. Tiene que avanzar siempre, pues,de lo contrariopronto queda atrás, y no hace falta buscar muy lejos: el abandono del coleccionismo del arte actual en España ha dado un resultado muy negativo para el patrimonio español en el presente siglo. No nos equivoquemos: gran parte del patrimonio artístico español del siglo XX está en el extranjero y en ello ha influido decisivamente el hecho de que muchos artistas emigraron al no encontrar medios de vida en España, precisamente por no existir un coleccionismo activo, que tendría que haber favorecido el Estado.

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El coleccionismo es la gran víctima del texto próximo a aprobar por el Consejo de Ministros y ello ha movido a Proarte -colectivo que agrupa a asociaciones de galerías de arte, anticuarios y salas de subastas- a pedir la reforma de dicho texto.

Pensar que un comprador, por el solo hecho de haber nacido en un país que se llama España,tendría que pagar casi un millón de dólares más que un vietnamita o un australiano por recuperar la obra de un compatriota, llama a meditación y clama ante los poderes pú blicos./ , presidente de la Asociación Profesional de Galerías de Arte y portavoz de Proarte.

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