Tribuna:TRIBUNA LIBRE

Libertad de empresa, nada de monopolios

El 21 de marzo pasado Alfonso Escámez, presidente del grupo del Banco Central, ha pronunciado una conferencia en el Club Español de la Minería, bajo el lema «Soluciones a los problemas de la minería española», en la que apunta algunas ideas acertadas: la necesidad de unos precios que hagan rentables las explotaciones carboneras nacionales, reducción del absentismo laboral y primas por la Administración sobre tonelada de carbón extraída, pues, ciertamente, aduce la paradoja de que no se hace esto y en cambio tenemos subvencionadas las pérdidas que sufre la minería del sector público, Hunosa.Per...

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El 21 de marzo pasado Alfonso Escámez, presidente del grupo del Banco Central, ha pronunciado una conferencia en el Club Español de la Minería, bajo el lema «Soluciones a los problemas de la minería española», en la que apunta algunas ideas acertadas: la necesidad de unos precios que hagan rentables las explotaciones carboneras nacionales, reducción del absentismo laboral y primas por la Administración sobre tonelada de carbón extraída, pues, ciertamente, aduce la paradoja de que no se hace esto y en cambio tenemos subvencionadas las pérdidas que sufre la minería del sector público, Hunosa.Pero, dentro de una exposición ponderada cual corresponde a una personalidad tan brillante y destacada en el mundo financiero y bancario, dice el señor Escámez que para estimular la inversión en la minería del carbón «es preciso concederle la exclusividad en las importaciones de carbones extranjeros».

Sorprendente e inaudito. ¿Por qué no pide el conferenciante que para ayudar a la minería, entre otras aspiraciones también utópicas, se le conceda la exclusividad en las importaciones de mercancías sometidas al comercio de Estado, cuales pueden ser las de cereales, que sólo afectaría a los intereses de la Administración a la que pide ayuda; o la exclusividad en la explotación de las salas de cine de Madrid, sólo de las rentables?

En el terreno de las paradojas, invocado por el conferenciante en su intervención, se produce la sorprendente de negar a las empresas eléctricas, que con sus propios recursos han construido y seguirán construyendo las centrales térmicas, la posibilidad de que adquieran en el exterior el carbón térmico que precisen para su propio consumo, bien directamente o bien, a su elección, a través de los habituales almacenistas e importadores de carbón.

Las empresas eléctricas deben destacarse en nuestra Patria como un ejemplo edificante de lo que ha sido y es capaz de realizar la empresa privada al servicio de la economía nacional, con su eficacísima actividad, con sus directivos y técnicos cualificados, con sus propios recursos, sin mendigar ayudas, con una significada labor social, en un marco de economía de mercado, lejano a toda perniciosa intervención colectivista, y sin las exclusividades o monopolios que propugna el señor Escámez. Argumenta el conferenciante que «la industria eléctrica tiene ya compromisos de inversión enormemente importantes, y no puede ni debe dispersarse a otras áreas de actividad en las que perjudicaría los intereses del sector productor de carbón, y porque su capacidad financiera estaría saturada». Frente al legitimó derecho de la industria eléctrica de abastecerse, en la forma que estime conveniente, del carbón que precisa para Su consumo propio, no comprendemos la argumentación ni el perjuicio que el ejercicio de dicho derecho pueda ocasionar a los productores nacionales, dado que éstos jamás realizaron la función importadora, y no están preparados ni tienen medios para llevarla a cabo.

Los mismos argumentos de dispersión a otras áreas de actividad y de falta de capacidad tinanciera debía'aplicarlos el conferenciante, si fuera consecuente con sus ideas, para la minería del carbón, que bastante tarea tiene con atender sus propias necesidades,de financiación e intensificar y mejorar sus producciones.

En la misma línea de oposición a las ideas y propuestas del señor Escámez han de. encontrarse, sin duda, las industrias del cemento y cualquier otra industria consumidora de carbón, igual e injustamente atacadas en sus legítimos derechos e intereses, cuando se atreve a decir el conferenciante: «Y no cabe aceptar interferencias de ningún otro sector, ni desde el ángulo del consumo ni desde otros ángulos de comercialización».

Parece ignorar el conferenciante los siguientes hechaos y situaciones, entre otros:

1. El derecho de toda industria consumidora de atender su propio consumo y de abastecerse directamente, o, a su elección, como lo vienen haciendo, a través de sus habituales suministradores los almacenistas importadores de carbón; con preferencia, sin duda, de producción nacional y, en lo que no alcance ésta, de carbones extranjeros.

2. Que en nuestro país existe, desde hace más de medio siglo, un sector comercial de almacenistas e importadores de carbón, que ha venido realizando una eficaz función comercial y que dispone de toda clase de medios necesarios para su desempeño: financieros, de almacenes, de transporte (terrestre y marítimo), conocimiento especializado de los mercados nacional y exteriores, representaciones, organización idónea, etcétera.

3. Que dicho estamento comercial está agrupado, respaldado y representado por su Asociación Nacional de Almacenistas e Importadores de Carbón Mineral y otros Combustibles. Primero, voluntaria en 1928; después, oficial (real decreto número 1.180, de 7 de julio de 1928); posteriormente, sindical (leyes de 26 de enero de 1940 y 6 de diciembre del mismo año), y, por último, otra vez voluntaria, al amparo de la ley 19/1977, de 1 de abril.

4. Que la citada organización comercial ha prestado destacados servicios a la Administración, entre otros: retirada de 800.000 toneladas de menudos de carbón de la cuenca asturiana para solucionar una aguda situación de crisis hullera, corriendo los almacenistas con la financiación, depósito en sus almacenes y riesgos inherentes a la operación; aportación de cuantiosos anticipos de tesorería a cuenta de entregas futuras de carbón para hacer frente a determinadas dificultades circunstanciales de la minería nacional y colaboración con el Gobierno en circunstancias de perturbaciones laborales en las cuencas mineras, informando sobre las necesidades del consumo en las zonas consumidoras y gestiones para importar los tonelajes de carbón necesarios para complementar la producción nacional, con disciplina y agilidad, en forma tal que ni una soIa industria paralizó sus actividades por falta de combustible, etcétera; ordenación controlada por la Administración, en los difíciles años 1936 a 1945, del abastecimiento de carbón por vía marítima de las distintas zonas consumidoras del país; adquisición de una gran partida de carbón alemán (cientos de miles de toneladas), rechazada por Renfe, pero de obligada aceptación por el Estado español, sin daño ni quebranto para ella, pero sí con acusado riesgo para los almacenistas; abastecimiento de carbón de la flota pesquera nacional, controlado por la Administración, y de otras industrias consumidoras, durante determinados años de intervención oficial del sector del combustible; organización y ejecución de una distribución equitativa y controlada del coque metalúrgico asignado oficialmente para el sector de fundición, etcétera.

5. El sector comercial de almacenistas importadores conoce todos los secretos del comercio interior y exterior y no es fácil sustituir su función, improvisando una nueva en base a entidades o personas que desconocen en absoluto la materia, por lo que resultaría absurdo, abusivo e ilegal prescindir de ellos en base a la peregrina idea del conferenciante sobre exclusividad de las importaciones de carbón extranjero. Sensibles fracasos se han producido recientemente, con pérdida de muchos millones de pesetas, cuando determinada industria paraestatal ha realizado en forma directa unas importaciones de carbón.

6. Por último, la propuesta del conferenciante está en pugna con los principios de nuestra Constitución y con las directrices del Gobierno sobre economía del mercado y de libre competencia.

En resumen: nos atrevemos a recordar al señor Escámez el refrán que dice: «Zapatero, a tus zapatos». La industria eléctrica debe centrar sus actividades en la creación y explotación de centrales, eléctricas o de carbón, como muy acertadamente y prestando valiosísimos servicios lo viene haciendo la mineria del carbón a fomentar nuevas explotaciones e,intensificar y mejorar sus producciones; los almacenistas importadores a desarrollar su actividad específica de comercializar el carbón, tanto nacional como extranjero, que es lo que habitualmente han hecho con destacada eficacia; y libertad, dentro de una economía de mercado, para que las industrias con capacidad para ello puedan abastecerse directamente del carbón que precisen para su propio consumo o puedan hacerlo, como habitualmente ha ocurrido, a través de sus naturales abastecedores: los almacenistas importadores.

Nada de actividades monopolisticas, ni por parte de empresas paraestatales ni por parte de entes privados.

Pedro Varela Lecanda es abogado y secretario general de la Agrupación de Almacenistas, e Importadores de Carbón Mineral y otros Combustibles.

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